El pasado 30 de enero el rey de España, Felipe VI, cumplía 54 años. Y según explicaron los medios oficiales del Estado, como la Agencia EFE, o algunos diarios de claro posicionamiento monárquico, lo hizo de una forma triste, casi en soledad. La única alegría de aquel domingo fue ver en directo la victoria de Rafa Nadal en el Open de Australia, aparte de recibir la felicitación de las dos personas que tiene más cerca: su mujer, Letizia, y la infanta Sofía. Ni hermanas, ni padre, ni madre, ni amigos ni, especialmente, la niña de sus ojos: la princesa Leonor. La joven de 16 años continúa sus estudios en el exclusivo y carísimo colegio e internado UWC Atlantic College, al que volvió justo antes del día de los Reyes Magos para retomar las clases y lo que no son clases: fiestas, amistades y algún chico que le hace 'tilín'.

Pues bien, no ha pasado ni una semana desde aquel día pero ya sabemos que este relato era una verdad a medias. O si lo prefieren, una mentira envuelta en papel de regalo... y de periòdico. El diario 'El Español' explica en exclusiva qué hizo el soberano durante aquel fin de semana, y lo que podemos leer es diametralmente diferente al lacónico texto que, por ejemplo, publicó la siempre bien informada 'La Otra Crónica' de El Mundo. Un relato que prácticamente  hacía sentirse mal a los no monárquicos, porque nos presentaban a un hombre abandonado, solitario, "prematuramente avejentado", sin familiares próximos ni amigos con los que compartir confidencias, chistes y vivencias del pasado. Vaya, que estuvimos a punto de invitarlo a pasar la tarde en casa, pobrecito. Pero no: como todo aquello que sale de palacio, se tienen que creer sólo la mitad. Y la otra mitad ponerla en cuarentena. La Corona es así, opaca.

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El rey Felipe VI cumplió 54 años supuestamente triste y solo / Sergi Alcàzar

Efectivamente, Felipe sopló velas aquel domingo con su círculo más íntimo, su mujer y su hija pequeña. Lo hacían en Madrid, en su residencia, con el mencionado partido de tenis ocupando buena parte de su atención. Mientras miraba la tele, los sirvientes preparaban el equipaje del matrimonio, que al día siguiente tenía que volar hacia Viena en un nuevo viaje oficial, el segundo de 2022. Ahora bien, lo que nadie nos explicó es que el servicio terminaba unas maletas que acababan de vaciar horas antes, porque los tres, 'El Preparao', Letizia y la infanta Sofía acababan de volver a casa tras un viaje secreto al Reino Unido. Una escapada meteórica para celebrar la fecha con Leonor, a la que estropearon los planes con los colegas en Gales.

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Felipe, Letizia, Leonor y Sofía en el aeropuerto / GTRES

No se conocen los detalles de las actividades familiares, pero teniendo en cuenta otras ocasiones especiales que han vivido juntos apostamos a que no habrán hecho nada trepidante, ni intenso, ni demasiado divertido. Quizás alguien se enfade, pero la realidad es la que es: la española es la Familia Real más muermo del planeta. Aburrida y poco transparente: quizás pensaban que alguien aprovecharía para dar un golpe de Estado en su ausencia, o vete a saber qué. Ahora que lo decimos, mucha atención: por unas horas la máxima autoridad del reino fue... ¡la infanta Elena! Ahora lo entendemos todo, el porqué del secretismo. Y nos damos cuenta de la 'peasso' de oportunidad desperdiciada. Con Elena al mando la monarquía tenía las horas contadas. Qué caray, los minutos. Sólo con que se hubieran enterado Froilán y Victoria Federica, la tercera República española hubiera sido una realidad. Eso sí, el festival de despedida hubiera sido de aúpa. Ni Woodstock, ni Tomorrowland, tú.

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La infanta Elena pudo ser reina por un día / GTRES

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Froilán y Victoria Federica / Europa Press

Los Borbones no dan puntada sin hilo. Que nadie se entere que no están en casa, que les desmontamos el chiringuito en un abrir y cerrar de ojos.