Estos días se habla mucho de la relación del Rey Felipe con el ejército, después de la filtración de la famosa carta y el chat de militares retirados amenazando con un golpe de estado y matar "a 26 millones de hijos de puta". El monarca no ha censurado este movimiento, no fuera que fastidiara a la tropa más reaccionaria, precisamente sus principales defensores en esta época convulsa de la Corona. Felipe se pasó su juventud haciendo instrucción militar en los diferentes cuerpos, y claro, no fue ajeno a las prácticas habituales de este universo. Una de ellas, empapelar la habitación donde hacía la mili con pósters de su artista favorita: una cantante exuberante y que enseñaba mucha carne. Seguro que la lámina que decoraba la pared del Borbón no era de Marta Sánchez haciendo macramé, yendo a la biblioteca o jugando con gatitos. Ella era más de otro estilo.
Lo ha explicado Toñi Moreno en Canal Sur, mientras entrevistaba a la madrileña, musa del españolismo por excelencia. Cosas del destino, Sánchez abrió vía para la huida de Juan Carlos en Abu Dhabi: en 1991 actuaba en los Emiratos cantando "Soldados del Amor" en un buque de la armada española durante la guerra del Golfo, para animar a la tropa. Y bien animada que quedaba: la Martísima ponía firmes a los soldados. Décadas más tarde, la cantante era la que devolvía el favor al españolismo, poniendo letra al himno de la patria. Parecía que sería un éxito, pero ya no se acuerda ni el tato. Ahora bien, Felipe sí que debe recordar las curvas explosivas de la líder de Olé Olé, que le acompañaron en sus noches más solitarias. "Me entero ahora mismo, es una novedad. Para mí es un orgullo", asegura ella, que ya lo conocía de cuando eran pequeños.
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Aquel Felipe imberbe y disfrazado de camuflaje tenía un lema: "todo por la... Marta".