La historia de la reina Sofía y el rey Juan Carlos I esconde mucho más de lo que ha trascendido públicamente. Durante décadas se han esforzado en mantener la imagen de una pareja unida al servicio de la monarquía española. Pero no es ningún secreto que su relación estuvo marcada por la ausencia de amor, las infidelidades y una vida paralela al margen del matrimonio.
Desde un inicio, su enlace fue estratégico. Una alianza entre coronas más que una unión sentimental. Juan Carlos estaba entonces enamorado de Olghina de Robilant, una periodista italiana. Mientras que Sofía sentía una fuerte atracción por Harald de Noruega. Pero ninguno de los dos se vio correspondido, viéndose abocados a un matrimonio de conveniencia. Sofía aceptó su destino, renunciando a su felicidad personal por cumplir con su deber. Hizo lo posible por formar una familia. Pero Juan Carlos nunca estuvo dispuesto a implicarse emocionalmente más allá de asegurar la continuidad de la dinastía.
El rey Juan Carlos I, infiel por naturaleza
Las infidelidades del rey son un capítulo aparte. Se estima que mantuvo relaciones con más de 5.000 mujeres, muchas de ellas mujeres de pago financiadas con dinero público. También se obsesionaba con figuras del espectáculo: presentadoras, actrices, cantantes… Su mayor error, según fuentes cercanas, fue enamorarse de verdad de algunas de ellas, poniendo en riesgo la discreción que requería su posición.
Cuando Sofía descubrió las traiciones, no solo se sintió humillada sino profundamente herida. Aunque solicitó el divorcio, se le convenció de que lo mejor para la imagen de la Corona (y para mantener su alto nivel de vida) era mantener las apariencias. Si se hubiera ido, lo habría hecho con una mano delante y otra detrás. Desde entonces, la convivencia cesó, aunque en público continuaron con su papel.
Pero no solo el rey tiene secretos. Durante muchos años, la reina Sofía llevó una doble vida cuidadosamente protegida. Su lugar de escape fue el Hotel Claridge, en Londres, donde residía su hermano Constantino en el exilio. Esta circunstancia le permitió viajar con frecuencia al Reino Unido bajo el pretexto familiar, cuando en realidad se trataba de encuentros privados con amigos muy cercanos.
La reina Sofía y sus escapadas a Londres
Se dice que uno de sus visitantes más habituales era Alfonso Díez, viudo de la duquesa de Alba, con quien mantuvo una relación de confianza que despertó numerosas especulaciones. En el Claridge, Sofía contaba con una suite permanente, donde se instalaba cada vez que sus compromisos institucionales lo permitían. De hecho, se comenta que pasaba largas temporadas en Londres, lejos de su esposo, y solo regresaba a España por obligaciones oficiales.
Ahora que Juan Carlos publicará sus memorias. Y la reina emérita está profundamente preocupada. Su mayor temor es que él revele detalles de esos 17 años de encuentros discretos en Londres, que podrían empañar su imagen de mujer reservada, fiel y ejemplar. Por ello, le ha pedido, casi suplicado, que bajo ningún concepto mencione nada que pueda perjudicarla públicamente.