La reina Sofía está atravesando uno de los momentos más tristes y frágiles de su vida. Quienes la conocen aseguran que no sale de casa, no duerme bien, llora con frecuencia y apenas tiene apetito. Su ánimo está por los suelos. Y la preocupación se ha instalado definitivamente en Zarzuela.

En estas fechas, otros años, ya estaba todo preparado para su traslado a Marivent, en Palma de Mallorca. Junto a su hermana, Irene de Grecia, pasaba los veranos alejándose de la presión mediática, disfrutando de la brisa del Mediterráneo. Pero este verano es muy distinto.

Irene de Grècia i reina Sofia / Gtres
Irene de Grecia y la reina Sofía / Gtres

La reina Sofía pospone sus vacaciones en Marivent

La salud de Irene se ha deteriorado gravemente. Desde que le diagnosticaron Alzhéimer, tal y como reveló la revista Lecturas, su declive ha sido muy rápido.Ya no se vale por sí misma. Algunas fuentes han llegado a asegurar que en Zarzuela ya se está preparando su funeral. Y eso, para Sofía, es devastador. Irene no es solo su hermana. Es su confidente, su apoyo, su única compañera constante desde hace décadas.

Ante este panorama, Sofía llegó a plantearse no viajar a Mallorca. Anuló sus vacaciones, avisó a sus hijos de que no se movía de Madrid. Se sentía demasiado vulnerable para exponerse. Solo las insistencias de Elena y Cristina lograron hacerla dudar. Le prometieron visitarla en Marivent. Intentaron devolverle algo de ilusión.

La reina Sofía en Marivent
La reina Sofía en Marivent

Aun así, no hay fecha confirmada para su partida. Cada vez que le preguntan, retrasa la decisión. Y cuando lo haga, si lo hace, será una estancia discreta. Se instalaría con su hermana en el palacio, pero apenas habría actividad. Irene, directamente, no saldrá del recinto.

La reina Sofía atraviesa sus momentos más bajos

El malestar de Sofía no se limita a la enfermedad de su hermana. Hay más. Mucho más. Le pesa el distanciamiento entre sus hijos. Su sueño es verlos reconciliados antes de morir. Pero lo ve cada día más lejano. Las fricciones entre Felipe, Elena y Cristina parecen irreparables. Y ella, en silencio, sufre.

reina Sofía
Reina Sofía

También le duele la frialdad de sus nietas, especialmente Leonor y Sofía, con quienes la relación es prácticamente inexistente. Apenas la visitan. Tampoco los demás nietos se involucran más allá de usar Zarzuela como refugio vacacional. En otras palabras, solo van cuando les interesa. Y no para ver a la abuela, precisamente.

En este escenario, según la periodista Pilar Eyre, la reina se encierra en su habitación, rechaza visitas, no come, no duerme. Y, sobre todo, llora mucho. El entorno teme que este estado de ánimo tenga consecuencias físicas. También Felipe VI. “Su hijo está muy preocupado”, afirman en su entorno más cercano. No sabe cómo ayudarla. No logra acercarse a ella. El vínculo, aunque fuerte, está marcado por el silencio y la tristeza.