La Casa Real nunca había estado tan en entredicho. El vídeo de la reina Letizia despreciando a Sofía ha supuesto un golpe muy duro a la Corona, quedando muy estropeada su imagen. La actual monarca ha quedado como una bruja y el sentimiento de ternura hacia la emérita se ha acentuado todavía más. No sólo su marido le pone los cuernos y no le dejan ver a las nietas, sino que su nuera le odia y lo demuestra públicamente.
Las críticas que ha recibido Letizia no han hecho ningún bien a una familia real que cada vez tiene menos adeptos. Es por eso que se han puesto las pilas y están intentando hacer ver que no ha pasado nada mediante apariciones a actos en los que todos los miembros se muestran tranquilos, sonrientes y cómplices. El ejemplo más claro fue el día de la operación de rodilla del rey Juan Carlos, cuando Letizia ofreció una imagen muy teatral al abrir la puerta del coche a su suegra.
Pues bien, desde entonces los Reyes han tenido la agenda bien llena. En estos momentos es importante demostrar que todo está bien, que hacen muchas cosas por el país y el vídeo del Domingo de Pascua se ha exagerado. Felipe y Letizia han estado muy ocupados, y los conjuntos estilísticos de ella han acaparado muchas noticias. Pero quien también ha tenido un montón de actos ha sido la reina Sofía.
Ella es la máxima afectada, la pobre yaya con quien todo el mundo posiciona. Y siguiendo el papel de Santa que interpreta desde estos últimos años, ha vuelto a hacer ver que no pasa nada y que todo está olvidado, sin rencores.
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Para que esté bien presente, esta semana le han enviado a Andalucía y a Galicia para presidir dos actos bien diferentes. Empezaba el viaje en Córdoba, estrenando el quinto ciclo de música de cámara. Fue recibida entre aplausos y muchas muestras de cariño, una imagen que la monarquía ahora mismo necesitaba. Vestida con un conjunto de chaqueta y falda en verde clarete con tonos dorados y un estampado floral en amarillo tirante en fosforito.
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A Coruña fue la siguiente parada, donde dio su apoyo a una causa humanitaria de Padre Rubinos, dando visibilidad a su institución benéfica que busca extinguir la mendicidad de la ciudad. Acompañada por el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, ha acudido al acto con un elegante conjunto de chaqueta y falda de nuevo en rosa claro.
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Tener la agenda llena precisamente esta semana no ha gustado demasiado a la emérita, por eso. Estos días se celebraba en su Grecia natal una serie de recordatorios a sus padres, los reyes Pablo y Federica. Como no ha podido viajar, se ha perdido la Pascua ortodoxa y el servicio religioso que se celebra en honor a su defunción. Una ceremonia que ha presidido el arzobispo de Atenas, presidida por el hermano de Sofía y su hijo Nicolás.
La Reina, mientras tanto, se prepara para volver a Madrid porque el domingo tiene que volver a estar al frente de un acto. La emérita no para, limpiando la imagen, otra vez, de la Casa Real.