Letizia y Felipe ya hace veinte años que se conocieron, que se dice pronto. Veinte años que empezaron su cuento de hadas donde una periodista republicana se enamoraba de un rey Borbón, y viceversa. Veinte años que Felipe le dijo a su padre "O Letizia o lo dejo todo". Veinte años que empezó primero en secreto, después a ojos de todo el país, la relación entre el futuro monarca y la presentadora del Telediario: "Nos extrañaba el empeño que tenía Felipe en ver todos los días el "Telediario", explica Pilar Eyre que decía la Reina Sofía. En su último artículo para la revista Lecturas, la periodista y escritora recuerda esta efeméride y revela algunos jugosos detalles no sabidos sobre cómo fueron los inicios de los ahora reyes de España.
Dice que los colegas periodistas de la asturiana estaban con la mosca tras la oreja: “Se notaba que Letizia tenía trato especial, era lo que vulgarmente se llama una enchufada. Mientras nosotros nos teníamos que buscar la vida e incluso nos alojábamos en casas particulares, ella estaba en un hotelazo de Vigo e iba todos los días a las islas Cíes en helicóptero. Dos meses antes estuve con Letizia en Nueva York en el primer aniversario del atentado de las Torres Gemelas. Éramos cien equipos de todo el mundo en la Zona Cero, hacía mucho viento. Pues el set de televisión española era enorme, parecía un plató de cine, tenía estilista, maquilladora, peluquera, focos especiales, paravientos... Los otros medios me preguntaban quién era Letizia por ese despliegue y ese trato deferente, la protagonista parecía ella y no el entorno, todos estábamos extrañadísimos”.
¿Cómo habrán celebrado este vigésimo aniversario Felipe y Letizia?, se pregunta Eyre. Probablemente con algún acto íntimo, cenando juntos en algún lugar secreto o quién sabe si quizás con una cena romántica con velitas en Zarzuela, bebiendo Vichy Catalán o zumo de tomate, sus bebidas de cabecera. Quizás recordaron juntos qué les decían los palmeros, o qué le decían a Felipe, por ejemplo, en el diario ABC: "El príncipe se está acercando a una edad peligrosa en la que será grotesco verlo con una chica joven”. Quizás rememoraron cómo y dónde se conocieron, cosa que no ha sido aclarada nunca del todo. Se habla de una cena en casa del periodista compañero de Letizia, Pedro Erquicia, pero Eyre tiene su propia teoría: "el navegante Kitín Muñoz, que fue noviete de Letizia durante un par de meses, se la presentó a su amigo Felipe y hubo flechazo... por parte de él. Ella se resistía, y esto al príncipe, que siempre lo había tenido muy fácil con las mujeres, lo volvió loco. También le encantaba que ella fuera respondona, descarada, que supiera de todo, que no se callara nunca, y ese lenguaje popular tan distinto del que utilizaba su entorno, una endogamia de amigos pijos que se conocían desde la cuna".
Han pasado 20 años. Lejos quedan aquellos tiempos donde después de enamorarse, ella renunció a su carrera profesional y empezó a vivir bajo las exigencias de Palacio, recibiendo clases de protocolo, historia, inglés o religión, sin poder decir palabra sobre nada y viendo cómo sus protestas caían en saco roto. Explica la periodista que cuando alzaba la voz cuando alguna cosa le chirriaba, desde Zarzuela le respondían un humillante: "Haga listas, señora". ¿Y qué hacía la asturiana? Escribirlo todo en una libretita, una especie de diario íntimo y personal, un "cuadernito en el que apuntaba todo"... Un cuadernito que duró hasta que Felipe le mandó que lo eliminara: "Felipe se lo hizo destruir para que no cayera en manos ajenas".
¿Y qué hizo Letizia?... "Cuando quemó esa especie de diario en la chimenea del palacio, quizás se dio cuenta también de que quemaba su pasado para empezar una nueva vida"... ¿Se imaginan que Letizia, en un arrebato final, hubiera decidido sacar el diario de las brasas y todavía lo tuviera medio quemado? No nos podemos llegar a imaginar cuánto se podría pagar por este cuadernito...