Estos últimos días, los reyes de España han estado separados por diferentes compromisos institucionales. Ahora, por ejemplo, la reina Letizia se encuentra en Nuakchot para llevar a cabo un viaje de Cooperación en que está conociendo el trabajo que la Cooperación Española desarrolla en Mauritania para las áreas de salud, gobernabilidad e igualdad de género, desarrollo rural y seguridad alimentaria. Felipe, de su parte, se ha quedado en Zarzuela, donde ha mantenido un encuentro y una posterior comida con el presidente de la República Federal de Nigeria, Muhammadu Buhari, con motivo de su vista de trabajo en España.
A principios de semana, sin embargo, Felipe estaba de ruta por las españas, él solo y su séquito, pero sin Letizia. Concretamente ha estado en León, donde se ha dado un baño de masas. ¿La excusa? Inaugurar, presidir actos institucionales y la agenda habitual. En este caso, presidir un acto en el Campus de Ponferrada de la Universidad de León después de visitar sus instalaciones, visitar el Ayuntamiento de la ciudad y mantener un encuentro con la Corporación Municipal. Y durante toda la visita a la zona, no parar de saludar a los vecinos de la zona, alcaldes de pueblos próximos, todo el mundo exultante y chillando Vivas al rey, encantados de la vida de pasarse la mañana bajo la solana detrás de una valla para poder decir a sus amigos que le han dado la mano al monarca.
Felipe se volvió a casa con un buen sabor de boca, encantado de la vida de todos los elogios y genuflexiones que recibió. Y no sólo eso, también por los regalos físicos que se llevó a Zarzuela si es que no se lo acabó por el camino antes de que lo viera Letizia. Y es que el rey, entre los muchos obsequios que le entregaron, pongos habituales como escudos de la ciudad y cosas por el estilo, recibió un regalo en su visita a Ponferrada que suerte que la reina no estaba delante, o lo habría devuelto. Porque unas dependientas de una panadería que hay en la plaza del Ayuntamiento, la Panadería Liébana, le hicieron entrega de una empanada del Bierzo, receta de la casa. ¿Y con qué está hecha esta empanada? Con carne, bacon, cebolla y eso sí, un ingrediente que gustaría a Letizia, acelgas. Pero a pesar de este detalle, seguro que la reina hubiera montado en cólera al ver el bacon, ella que no soporta que se coman en Zarzuela ni dulces, ni fritangas, ni prefabricados ni cosas que engorden, por buenas que estén.
Explica León Noticias que aprovechando la presencia del monarca, las dependientas salieron de la tienda rápidamente y le dieron en la mano el producto, "para ir abriendo boca en su viaje de regreso a palacio". El Borbón dejó la empanada en manos del equipo de seguridad de la Casa Real, que poco después entraron a la panadería para agradecer el obsequio gastronómico. 'Muy buen detalle', indicó un agente a una de las dependientas". Muy buen detalle, sí señor. Pero no sólo el regalo de la empanada, sino el hecho de que Felipe se lo diera a los miembros de seguridad, que probablemente fueron ellos los que se la zamparon. Probablemente debería pensar que si su mujer le preguntaba al llegar a Palacio, "¿Qué tal por Ponferrada"?, mejor no decirle que se había puesto hasta el Quico de carne y bacon.