El libro de Jaime Peñafiel Anécdotas de oro es una fuente inagotable de hallazgos, a cuál más jugoso, sobre la familia real. La reina Letizia es quien sale peor parada por razones obvias: el autor nunca ha escondido que no es santo de su devoción. Algunos episodios dibujan a una reina colérica y humillada, como el día que le revolvieron las maletas en un aeropuerto o inapropiada e irreverente, como el día que le explicó un chiste grosero al oído a Joaquín Sabina.

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De la relación con su marido o su suegra hay bastantes capítulos que dibujan una tensión latente que por mucho que se empeñen en maquillar o edulcorar, cualquiera de estos días puede volver a estallar, como en la Catedral de Palma. Pero Peñafiel también recuerda que la actitud altiva de Letizia no lo era tanto los primeros años que llegó a la familia borbónica. De hecho, hubo un tiempo en que la emérita y Felipe le cantaban las cuarenta a Letizia y ella lo tenía que acatar. Incluso, públicamente. Club Náutico de Palma. Aparece Letizia ante la prensa con gafas oscuras de sol. Sofía la ve y le recrimina, a voz en grito, que cómo osa ir así: "¡Quítate las gafas"!.

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No fue la única ocasión en que la reina sufrió con las inclemencias de las altas temperaturas y con las de su propia familia. Desfile de las fuerzas armadas del 2017. Encima de los asistentes, un sol de justicia. Letizia, escarmentada, ya no iba con gafas de sol..., pero sí con un abanico... "pero por poco tiempo", escribe Peñafiel. Mientras Felipe hacía la ofrenda de la corona fue el único momento que la reina se pudo abanicar.

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Porque a la que el rey volvió a la tribuna, "y pensando que el sol caía para todo el mundo, dijo lo que su madre: ¡Guárdalo"!. Dos días, dos ejemplos, donde Letizia se fue calentita a casa. Y no por los rayos de sol.