Juan Carlos afronta la etapa final de su vida como los 86 años anteriores: viviendo del lujo, entre amigos aduladores, marisco, botellas de vino de 6 mil euros y mujeres de pago. Se ha pasado todo su reinado de 40 años cobrando comisiones ilegales de cada negocio donde hacía de mediador. Una función que hacen todos los jefes de Estado, conectar empresas españolas y extranjeras, pero Juan Carlos lo hacía no porque el cargo lo obliga sino para él, para acumular miles de millones, no declararlos, cargarlos en efectivo dentro de maletas y depositarlos en bancos extranjeros. Todo lo hacía no por patriotismo sino por dinero. Esta realidad es la que ha hecho que acabe residiendo fiscalmente en el rincón de mundo más opaco, turbio y elitista, los Emiratos Árabes. Telecinco filtró hace 3 semanas, en el programa de Sandra Barneda, que el emérito había abandonado Abu Dhabi por Ginebra. La exclusiva del programa Así es la vida la robó el programa Fiesta que insistió este fin de semana. Esta insistencia de Telecinco hizo investigar a El Mundo y Hola, que coinciden en afirmar que Juan Carlos vive en Ginebra desde Navidad pero no definitivamente sino por una temporada. El Mundo dice que es porque "han hecho unos trabajos de reforma en su casa de Abu Dhabi". Una de las excusas más absurdas que nunca se han escrito. ¿Alguien piensa que por hacer obras en una mansión como esta hay que mudarse meses a Suiza? Tiene 1700 m2, playa privada y vale 11 millones de euros:
Ha sido la revista monárquica Hola, la que paga a Juan Carlos por exclusivas como las fotos de su 86.º cumpleaños, la que publica en portada la auténtica razón de la mudanza temporal del emérito en Suiza, según Alessandro Lequio en un hotel de súpe rlujo y no en casa de su hija Cristina. La razón es médica: Juan Carlos entra y sale de un hospital. ¿Se está muriendo? ¿Tiene un cáncer? ¿Una leucemia? Según Hola va al fisioterapeuta: "Esta nueva etapa es poder vivir a caballo entre Abu Dabi, donde tiene su casa y su residencia —que esto no va a cambiar— y Suiza. Por un lado, porque es donde reside su hija la infanta Cristina. Los dos están solos y tienen la oportunidad de compartir mucho tiempo juntos. Y por otro, porque quiere mejorar su movilidad, especialmente, la que afecta a su pierna izquierda. El ex jefe de Estado, que camina muy despacio y necesita ayuda, está en tratamiento con un prestigioso médico del Hôpital de La Tour, especializado en medicina deportiva y con programas personalizados".
Si cambia la playa por un hospital es porque tiene miedo a acabar como su madre Maria de las Mercedes y su hermana Margarita en silla de ruedas. El emérito utiliza a menudo este medio de transporte porque no puede andar, ni bajar escaleras ni siquiera salir de un funeral a solas. Necesita el bastón, ir del brazo y en el peor de los casos, la silla de ruedas. Esta imagen de decrepitud lo aterroriza, él que quiere hacer ver a los 86 años que compite en regatas. En realidad lo sientan en un velero adaptado por minusválidos, lo pasean y lo dejan ganar. Pero quiere evitar que su última entrada en España, cuando acabe su exilio fiscal, sea en una silla de ruedas o dentro de una caja.