La imagen pública de la reina Letizia suele estar marcada por su profesionalismo y el estricto control que ejerce sobre la Casa Real. Sin embargo, puertas adentro, ese mismo carácter ha generado importantes tensiones con los entornos cercanos de sus hijas. Tanto la princesa Leonor como la infanta Sofía han crecido bajo una disciplina férrea que ha despertado incomodidad entre los padres de sus compañeros de clase. Especialmente durante su etapa en el colegio Santa María de los Rosales, en Madrid, muchos progenitores no ocultaban su malestar hacia la actitud de la monarca.
Desde pequeñas, los movimientos de Leonor y Sofía han estado supervisados al milímetro. Pero no fue su condición de miembros de la realeza lo que limitó su vida social, sino la constante vigilancia e intervención de Letizia. Para muchos padres, la reina se mostraba distante, altiva y, sobre todo, controladora. Se dice que incluso llegó a imponer cambios en el menú escolar y a marcar ciertas normas dentro del propio centro.

La reina Letizia condiciona las amistades de sus hijas
El resultado de este aislamiento no se hizo esperar. Las hijas de los reyes no eran invitadas a muchas fiestas de cumpleaños ni reuniones fuera del ámbito escolar. Y no por culpa de ellas, sino por el temor a que Letizia asistiera y criticara la organización, los alimentos o incluso el lugar del encuentro. Según testimonios, cualquier celebración en la que estuviera presente Letizia se convertía en un entorno tenso e incómodo.
Pero la intervención de Letizia no se quedaba ahí. Durante las funciones escolares o actos públicos, la reina llegaba con sus propias reglas. Prohibía el uso de móviles, incluso para hacer fotos o vídeos. Muchos consideraban estas medidas como una imposición injustificada, especialmente en eventos donde el protocolo no lo exigía.

La infanta Sofía no quiere volver a vivir en Zarzuela
Con el paso del tiempo, esta situación afectó directamente a las relaciones personales de Leonor y Sofía. Se distanciaron de algunos amigos de la infancia, y en parte fue por la presión constante que suponía su entorno. Además, los escoltas y la vigilancia reforzaban esa barrera invisible que les separaba del resto.
La propia infanta Sofía habría tomado la decisión de solicitar realizar la formación militar como su hermana, no solo por espíritu de servicio, sino también para evitar quedarse sola en Zarzuela con su madre. Mientras Leonor continúa su preparación en Murcia, Sofía buscaría su propio camino. Lo que sea por encontrar una vía de escape del estricto control materno.