El apellido Urdangarin continúa siendo una espina clavada en el corazón de Zarzuela. A pesar de los esfuerzos por enterrar el pasado, el hijo de Iñaki Urdangarin, Pablo, ha resucitado la figura más incómoda para la monarquía española. Su carrera como deportista promete grandes logros, y su cercanía con su padre ha provocado un creciente malestar en la Casa Real, especialmente en la reina Letizia.
Desde hace años, el entorno del rey ha intentado borrar todo rastro del que fue Duque de Palma, que no deja de recordar la implicación de miembros de la casa real en el caso Nóos. Iñaki Urdangarin no solo fue condenado por corrupción; fue también, según fuentes internas, uno de los personajes más temidos entre las altas esferas por su capacidad para chantajear y manipular. En ese contexto, cualquier recuerdo suyo resulta más que incómodo.
El apellido Urdangarin genera bilis en Zarzuela
Y aquí es donde entra Pablo, el hijo más visible de Iñaki, quien ha escogido seguir sus pasos en el balonmano profesional. Su presencia en la élite del deporte español se ha convertido en una constante provocación simbólica para la Casa Real. Cada vez que Pablo salta a la pista, lo hace con el dorsal 77, en honor al 7 que llevaba su padre, y con el apellido Urdangarin estampado en la espalda. Un detalle que, a simple vista, puede parecer anecdótico, pero que en clave institucional es percibido como un desafío directo.

En palacio, la incomodidad es evidente. Cuentan algunas fuentes que ha habido conversaciones tensas con la infanta Cristina, quien no ha logrado convencer a su hijo de rebajar el simbolismo de su indumentaria. Y también ha habido presiones sobre Pablo. Pero el joven se ha mostrado firme: no piensa renunciar ni al número ni al apellido. Considera que es parte de su identidad.
El peor temor de Letizia es tener que recibir a Pablo Urdangarin en palacio
Quien más se ha mostrado contraria a esta exposición es Letizia, para quien la presencia mediática de Pablo supone una amenaza a la imagen renovada que intenta construir desde hace años. Fuentes cercanas a la Reina aseguran que preferiría que Pablo desarrollara su carrera fuera de España, lejos de focos nacionales.

Asimismo, tampoco le gusta la idea de que Pablo pueda ser internacional con España en unos Juegos Olímpicos o un Mundial. Ganar alguna competición importante obligaría a los reyes a recibirlo en palacio, junto al resto del equipo, con todos los honores. Y en este sentido, cuanta menos publicidad al apellido Urdangarin, mejor.