Desde que la reina Letizia se convirtió en reina, asumió el papel de limpiar la imagen de la monarquía, apartando a quienes considera una amenaza para el futuro de la monarquía. Entre quienes han sido alejados, destaca el rey Juan Carlos I. Pero no es el único. Los Urdangarin han también han estado en el punto de mira. La infanta Cristina e Iñaki Urdangarin han quedado señalados desde que estalló el caso Nóos.
Un episodio que no han olvidado ni perdonado los hijos de los ex duques de Palma. Juan Valentín, Pablo Nicolás, Miguel e Irene todavía están muy dolidos por como fueron tratados sus padres. Sin embargo, Pablo tenía un plan de venganza diseñado para someter a los reyes.
Pablo Urdangarin no podrá cumplir su sueño de venganza
Con una carrera deportiva en ascenso, Pablo aspiraba a brillar en el balonmano y alcanzar el éxito a nivel internacional. Como exjugador del FC Barcelona y ahora en el Granollers, su sueño era obtener una medalla en los próximos Juegos Olímpicos de París. Este logro no solo sería personal, sino que representaría un renacimiento para su familia, un golpe de dignidad y reconocimiento tras años de ostracismo.
Ganar una medalla olímpica significaría más que un éxito deportivo para los Urdangarin. Sería la oportunidad de demostrar que el apellido puede estar asociado con la excelencia deportiva, en lugar de los escándalos financieros y la corrupción. Sería la venganza silenciosa de una familia agraviada, la prueba de que su legado puede ser redimido.
Sin embargo, el destino parece tener otros planes para Pablo. La selección española de balonmano ha certificado su clasificación a los cuartos de final del Mundial, asegurándose así una plaza en los torneos Preolímpicos. Una serie de citas en las que no ha estado ni estará Pablo Urdangarin. Por lo tanto, no podrá ser recibido en Zarzuela con los honores que había soñado.
Pablo Urdangarin no cuenta para el seleccionador español
El joven deportista no ha formado parte de los planes del seleccionador y parece improbable que pueda integrarse en el equipo que representará a España en esta disciplina. Su sueño de ser reconocido en la Zarzuela, de devolverle la dignidad a su familia, deberá esperar. La esperanza se desvanece ante una realidad que no le ha dado la oportunidad de demostrar su valía en el escenario deportivo más prestigioso del mundo.
Pablo Urdangarin tendrá que posponer su sueño por cuatro años más, enfrentándose a la realidad de un destino que no le ha dado la oportunidad de redimir el nombre de su familia. Aunque el camino hacia la venganza en Zarzuela se haya cerrado por ahora, queda la esperanza de que algún día, el éxito deportivo de Pablo pueda abrir nuevas puertas y cambiar el destino de los Urdangarin.