El príncipe Guillermo y Kate Middleton están atravesando un proceso que pocas parejas llevan con calma: una mudanza cargada de secretos, reformas millonarias y conflictos vecinales que han puesto en jaque a Buckingham Palace. Lo que parecía un simple cambio de residencia se ha convertido en un terremoto mediático que amenaza con destapar lo que la realeza prefería mantener bajo llave.
Los príncipes de Gales abandonan Adelaide Cottage, su hogar desde 2022 en Windsor, para instalarse en Forest Lodge, una imponente mansión de estilo georgiano con ocho habitaciones, salones de lujo y jardines de ensueño. La decisión, según fuentes cercanas, responde al deseo de empezar de nuevo tras la remisión del cáncer de Kate Middleton, eligiendo una propiedad más espaciosa y adecuada a las necesidades de la familia. Pero no todo está siendo idílico: las primeras señales de tensión en su nuevo entorno ya han comenzado a aparecer.
Los lujos y secretos de Forest Lodge: la residencia soñada de los príncipes de Gales
Forest Lodge, situado en el Gran Parque de Windsor y apenas a unos kilómetros de distancia de Adelaide Cottage, está siendo sometida a una profunda transformación para convertirse en una residencia que refleja el estatus y las necesidades de la Familia Real. Los trabajos incluyen desde la demolición de muros hasta la renovación completa de ventanas, con una reforma integral que supera con creces cualquier preparación habitual para una mudanza. La última renovación importante, realizada en 2001 y valorada en 1,7 millones de euros, resulta modesta en comparación con la magnitud y el nivel de detalle de las obras actuales, que buscan combinar la tradición histórica con la funcionalidad moderna, acorde al estilo de vida exigente de los herederos al trono británico.
Las reformas actuales, según el discurso oficial, están siendo financiadas con fondos personales de Guillermo y Kate, aunque esto no ha aplacado las críticas sobre el elevado gasto. Y aunque todo parece cuidadosamente diseñado para proyectar una imagen de fortaleza y normalidad, lo cierto es que detrás del brillo de la mudanza se esconde un episodio que la prensa británica ya ha comenzado a destapar.
La polémica que Buckingham intentó ocultar: desalojos inesperados
Dos familias que residían en antiguas cabañas de los establos de Forest Lodge fueron “invitados” a abandonar sus hogares. Aunque se les habría ofrecido otra vivienda dentro del Gran Parque, la orden fue inmediata y sin previo aviso, generando un malestar que no ha tardado en filtrarse a los tabloides. Una fuente cercana relató que se trató de un desalojo forzoso, motivado por el hecho de que la pareja real no quería tener vecinos incómodos demasiado cerca de su nueva mansión.
“Esas casas están muy cerca del albergue, así que no querrán que ningún Tom, Dick o Harry viva en ellas si va a haber miembros de la realeza allí”, apuntó una fuente al ‘Mail on Sunday’. La situación ha encendido los ánimos en la zona y ya se escuchan murmullos de posibles protestas vecinales. La llegada de obreros, camiones y jardineros a todas horas ha roto la calma del Gran Parque de Windsor, generando el enfado de algunos residentes. A pesar de que por ahora las quejas se mantienen en círculos privados, todo apunta a que podrían organizarse colectivos para alzar la voz contra lo que consideran un atropello en beneficio de la realeza.