En los últimos meses, la presencia del príncipe Harry y Meghan Markle en la ceremonia de coronación del rey Carlos III generó una serie de discusiones y preocupaciones dentro de la Familia Real británica. Ahora, tras haberse confirmado que el hijo menor de Lady Di asistirá solo a la entronización de su padre, y su esposa Meghan se quedará en California junto a sus dos hijos, los príncipes Archie y Lilibet Diana, se ha filtrado una lista de exigencias por parte del Palacio para su participación en el magno evento, y se ha dado a conocer que tanto Meghan como Harry debían firmar un contrato de confidencialidad con penalizaciones millonarias para poder ir a la coronación. Sin embargo, Meghan Markle se ha negado a firmar dicho contrato, de modo que ha quedado fuera de la lista de invitados. Por otra parte, los Windsor pudieron haber llegado a un acuerdo aparte con Harry al asegurarle que no le quitarán sus títulos de duques y príncipes de Sussex, pero debía comprometerse a no revelar los detalles íntimos de esta ceremonia a la prensa, dado que es un acto solemne que representa la unión del nuevo monarca con su pueblo ante Dios y la iglesia anglicana.

La necesidad de un contrato exclusivo de confidencialidad surge a raíz de la revelación del duque de Sussex en el documental ‘Harry & Meghan de Netflix, en el que indicó que existe una especie de acuerdo tácito entre los tabloides británicos y la Royal Family para filtrar información relevante de los miembros de la Casa Real. Aunque si bien es cierto que los duques de Sussex afirmaron que este acuerdo fue uno de los motivos de su salida de la realeza en 2020, ahora todo parece indicar que Meghan tenía la intención de filtrar los detalles de la coronación de Carlos III y Camilla Parker-Bowles para tener material suficiente para un nuevo proyecto audiovisual, una entrevista o hasta un nuevo libro.

Ante esta posible amenaza, el Palacio de Buckingham ha tomado una serie de medidas para proteger la privacidad de la coronación mediante la inclusión de una cláusula millonaria a dicho contrato de confidencialidad, en la que se especifica que ni Meghan ni Harry podrán revelar ningún detalle sobre la ceremonia en ninguno de sus proyectos profesionales y tampoco podrán filtrar información a la prensa.

La Familia Real británica no confía en las intenciones del príncipe Harry

A pesar de que la Familia Real británica se quitó un peso de encima al saber que Meghan Markle no pisará suelo británico el próximo 6 de mayo, lo cierto es que las medidas de seguridad impuestas por el equipo legal de la Corona no son suficientes para algunos miembros de la Casa Real. Según reveló el tabloide británico ‘The Sun’, los nuevos consejeros de Estados, el príncipe Eduardo y la princesa Ana, están preocupados por la posibilidad de que las conversaciones privadas en la coronación se filtren y se convierta “en la edición de bolsillo de ‘Spare’”, el libro de memorias del príncipe Harry.