Letizia siempre ha mostrado una imagen intachable de ella misma. Todos la ven como una mujer muy controladora, calculadora y exigente con ella y con los demás. Es fría y distante, un carácter que Casa Real ha intentado cambiar sin mucho éxito en los últimos años haciéndola más accesible y cercana a la ciudadania para añadir un punto más a la corona. La reina siempre ha sido una mujer muy ambiciosa y todos sus compañeros y familiares sabían que llegaría muy lejos, aunque nadie imaginó que pudiese convertirse en la futura reina de España. Creían que como mucho dirigiría unos informativos, su gran sueño. Aunque ella realmente estudió periodismo para coincidir algún día con alguna personalidad importante, como sucedió con Felipe VI, estaba en su lista.

La reina ahora es la mujer más poderosa de España y no hay nadie que le haga sombra. Ha conseguido todos sus propósitos. Se ha alejado de los Borbón y ha construido su propia familia. Y ha conseguido ser una persona millonaria con todo a su alcance. La vida de la hija de Paloma Rocasolano dio un giro de 180 grados al conocer a Felipe VI, y es que ella tuvo muchos problemas económicos en la familia.
Los Ortiz Rocasolano no son millonarios aunque Jesús Ortiz siempre haya querido aparentarlo, pero no ganaba un buen sueldo con lo poco que hacía, y eso que Paloma Rocasolano también trabajaba en un centro de salud de Oviedo. Eran una familia muy humilde, como les describió David Rocasolano en su biografía de la reina.
Los Ortiz Rocasolano eran una familia muy humilde
David Rocasolano rompió su relación con Letizia por todo lo que contó entre esas páginas, sea verdad o mentira destapó episodios que nunca debieron ver la luz. Según su versión, siempre que iba a visitar a sus primas se las encontraba envueltas en un edredón y con calcetines gordos hasta las rodillas. Tenían los labios morados, en esa casa hacía mucho frío en invierno porque no tenían ni para calefacción. Además, en el pueblo les llamaban “los acelgas” porque siempre comían lo mismo. Era algo barato.
Pero no es el único apodo que pusieron a Letizia, quien en aquella época no tenían ni para arreglarse la boca. Todas las operaciones que se realizó fue como periodista o reina, ya con sus ingresos. Sus padres no podían permitirse ni tan siquiera la ortodoncia, y menos para tres hijas.
Según Javier Bleda, Letizia tenía la boca muy mal y ya a una edad temprana le faltaba un diente, tal vez por su adicción al tabaco. Le llamaban “la mellada”. Es el blog “la más rumana”, donde se desvela toda esta información sobre la salud bucal de la reina en su época de juventud. Así que algunos de los dientes de la monarca serían implantes o carillas.
