Letizia Ortiz será Reina de España y aclamada por la parroquia cortesana, pero sus seguidores más abnegados nunca podrán rebatir un hecho: la empatía no va con ella. Siempre va a la suya, caiga quien caiga. Se puede enfrentar con la suegra en medio de una recepción oficial, o tener respuestas despóticas con una adolescente por una pregunta que no le gustaba, o incluso quedar como una maleducada durante los brindis de los actos de la Casa Real. Da igual. Lo hace, y punto. Nadie le tirará de la oreja, ya saben que manda y mucho en la casa. No importa hacer la puñeta a alguien que, con toda la ilusión y un amor desmesurado por la institución que representa, ha dedicado horas y horas de trabajo minucioso para hacerle un regalo sólo al alcance de la realeza española: un mantón de Manila bordado y exclusivo. Es lo que ha pasado con la pieza que la artesana Ángela Espinar (y su hija) le ofreció como presente de bodas con Felipe en 2004. La pieza ha desaparecido. O mejor dicho: la han destrozado y ahora es otra cosa: una falda.

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Letizia luciendo la falda hecha con un mantón exclusivo / Europa Press

Una falda que Letizia lució el pasado mes de marzo, durante la recepción a los embajadores de la Marca España. Lo explica 'La Otra Crónica' de El Mundo, que se ha puesto en contacto con el entorno de la afectada, hecha fosfatina al ver el desprecio con el que han pagado su esfuerzo. Espinar es de un pueblo que se llama Villamanrique, en Ciudad Real, donde han constituido la tradición de enviar esta pieza a las miembros femeninas de la Casa Real. La mayoría, como Sofía o Elena, lo han lucido en más de una ocasión. Letizia, sin embargo, nunca. Y tiene bemoles la cosa: el ayuntamiento de la localidad no quería hacer ningún regalo a la pareja de príncipes, así que Ángela lo hizo por su cuenta. Todavía peor: tres años después de la boda, Felipe y su mujer le otorgaron una medalla por la conservación de este patrimonio cultural. El caso es que la pieza, plena de motivos sobre la pareja real, no es de su estilo, y a Letizia tampoco le apetecía ponérselo para hacer feliz a la costurera. Por lo tanto, decidió que los tejidos eran lo bastante buenos para aprovecharlos y crear la falda. El resultado le rompió el corazón: "le sentó como un tiro. Se puso a llorar", explican. Àngela está dolida y con razón: que Leonor y Sofía se olviden de recibir sus regalos en el futuro, porque "se le han quitado las ganas".

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Letizia con la falda en una recepción / EP

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Letizia con el mantón-falda / Europa Press

Zarzuela, poco a poco, se está cargando la devoción de sus fieles. Paso a paso, hilo a hilo, hacia la República.