La princesa Leonor, que en sus recientes actos había emergido como la principal esperanza para la monarquía española, ahora se encuentra en el centro de la controversia. Algo que preocupa seriamente a la casa real. La imagen de mujer ejemplar que se ha intentado crear a su alrededor se tambalea.
Desde su juramento a la Constitución en el Congreso de los Diputados, marcando su mayoría de edad y el inicio de una nueva era para la monarquía, ha estado bajo el escrutinio constante de los medios y la sociedad. Sin embargo, esta atención no ha sido siempre positiva. A sus 18 años, ya no está limitada por la protección de su minoría de edad, lo que ha llevado a que su vida social se convierta en objeto de escrutinio público. Su presencia en lugares públicos, como bares y discotecas, ha sido objeto de atención mediática. Medios como Telecinco o Monarquía Confidencial, entre otros, han hecho referencia a estas salidas nocturnas.
Las salidas nocturnas de la princesa Leonor la ponen en el punto de mira
A medida que Leonor ha comenzado a explorar su libertad e independencia, ha generado cierta desaprobación, incluso de su madre, especialmente cuando ha sido vista saliendo de fiesta por la zona de ocio de Zaragoza. Leonor ha sido avistada de forma reiterada en la zona universitaria, donde se encuentran las discotecas más conocidas de Zaragoza, desatando una serie de problemas para su escolta. La situación se agrava cuando se revela que la princesa fue vista fumando a escondidas con algunos compañeros, lo que ha generado críticas adicionales. Aunque este comportamiento es esporádico y en contextos sociales, no deja de ser controvertido, dado el estatus real de Leonor.
A pesar de la presencia de varios escoltas y medidas de seguridad estrictas, algunos testigos lograron capturar videos de la princesa en momentos de diversión. Pero las tareas de los escoltas no terminan en intentar controlar quién se acerca a Leonor o quien la grava. Su carácter también ha sido objeto de críticas, con acusaciones de arrogancia y conflictos con otros jóvenes de su edad.
A la escolta de Leonor se le acumula el trabajo
Mientras tanto, la presencia masiva de escoltas y su excesivo control en los lugares que visita que buscaban ser la solución para preservar la discreción de la princesa, han incrementado el problema. Leonor ha sido recriminada y abucheada por personas en locales de ocio que se han visto afectados por estas medidas de seguridad. La rigurosa revisión de bolsos y requisas de teléfonos móviles para evitar la captura de imágenes comprometedoras ha generado tensiones, especialmente en áreas como los baños, donde los escoltas intervienen para mantener el orden.
En medio de esta situación, la escolta de Leonor se ve cada vez más presionada, sin descanso ni un instante durante las noches en las que la princesa decide salir. Los conflictos se multiplican, y el control sobre la imagen pública de Leonor se vuelve cada vez más difícil de manejar.