La Escuela del Aire de San Javier vive momentos poco comunes. La llegada de la princesa Leonor, futura heredera al trono, generó expectación entre compañeros e instructores desde el primer día. Sin embargo, no todo es admiración: la joven lleva poco más de un mes, pero ya ha recibido amonestaciones por problemas de indisciplina.

Leonor comenzó su último año de formación militar el pasado lunes 1 de septiembre. Tras su paso por el ejército de tierra en Zaragoza y el buque escuela Juan Sebastián Elcano, la princesa afronta ahora el desafío del aire. A sus 19 años, debe obtener las tres condecoraciones de los ejércitos para completar su preparación y poder sustituir a su padre en el futuro.

La princesa Leonor en San Javier Casa Real1
La princesa Leonor en San Javier Casa Real

La princesa Leonor se salta algunas normas

Aunque comparte aulas y entrenamientos con los cadetes de cuarto curso, la princesa no está al mismo nivel que sus compañeros. Su formación ha sido adaptada, y ciertas exigencias físicas y académicas se ajustan para garantizar que cumpla con los objetivos. Hasta aquí, todo razonable. Sin embargo, el problema viene cuando se pasa de la raya.

La primera amonestación se produjo durante las clases teóricas. Leonor ha hecho un uso excesivo del teléfono móvil, prohibido en toda la academia excepto en un breve momento diario para contactar con familiares. Los instructores la sorprendieron revisando mensajes durante las lecciones, lo que motivó la advertencia formal.

La segunda amonestación llegó tras un evento social con compañeros un fin de semana. La princesa, muy aficionada a la vida nocturna, salió con algunos cadetes hasta altas horas de la madrugada, incumpliendo las normas de disciplina y descanso de la escuela. Cabe decir que ya recibió toques de atención por salidas hasta altas horas de la madrugada en Zaragoza y en Marín.

Leonor saluda a sus superiores en la Escuela del Aire
Leonor saluda a sus superiores en la Escuela del Aire

Las amonestaciones no tendrán efecto en la nota final

Los instructores explican que, a pesar de su estatus como futura jefa de Estado, Leonor debe aprender a respetar las reglas. Las amonestaciones no buscan castigar, sino reforzar la idea de que la disciplina es clave para la formación de un militar. La princesa comprende la importancia del deber sobre el deseo, pero su posición privilegiada complica que se le apliquen los mismos estándares que al resto. En cualquier caso, por mucha amonestación que reciba, la realidad es que su nota no se verá afectada. Únicamente, estas incidencias quedarán registradas en su expediente militar a modo de anécdota. Solo se quiere hacer creer que en San Javier, incluso la heredera al trono, no está por encima de las normas.

Mientras tanto, la situación ha generado comentarios entre los cadetes. Algunos aseguran que las adaptaciones y privilegios generan cierta tensión, mientras otros destacan que la princesa sigue cumpliendo con los objetivos mínimos de la formación y entienden que no sea tratada como una igual.