La princesa Leonor ha crecido bajo una presión que muy pocos imaginan. Desde los 6 años recibe tratamiento psicológico. Todo comenzó como un plan preventivo. Pero el tiempo ha demostrado que fue más que eso. El problema era real. Y según quienes la conocen bien, fue empeorando. ¿La causa? Su madre, la reina Letizia.

Desde que nació, Leonor ha sido educada para reinar. Cada paso, cada palabra, cada gesto. Todo ha sido revisado al milímetro. Su madre ha estado detrás. Con buena intención, sí. Pero también con una exigencia que muchos califican de excesiva. Letizia no deja nada al azar. Ni la dieta de su hija. Ni su tono de voz. Ni cómo se sienta.

Letizia en el día grande de Leonor
Letizia en el día grande de Leonor

La princesa Leonor, víctima del control excesivo de la reina Letizia

Psicólogos cercanos al entorno real han advertido de los riesgos de este nivel de control. La presión constante puede causar ansiedad, falta de autoestima y otros problemas emocionales. Y eso es lo que ocurrió. Poco a poco, Leonor comenzó a mostrar signos de bloqueo emocional. No en público, en privado.

Los primeros en notarlo fueron los profesores del colegio Santa María de los Rosales. Luego, los especialistas. No era una crisis, pero sí algo preocupante. Fue entonces cuando se tomó la decisión. Tratamiento continuado, desde temprana edad. Una atención psicológica que, según fuentes cercanas, sigue vigente hoy en día.

La reina Letizia también tomó medidas con Sofía, su hija menor. A los 10 años, comenzó su propio tratamiento. Pero el caso de Leonor era distinto. Ella no es solo hija. Es heredera al trono. Y eso lo cambia todo. La exposición pública, las expectativas, la falta de libertad. Todo suma. Y todo pesa.

Letizia Leonor Europa Press
Letizia y Leonor Europa Press

Obsesionada por que sus hijas sean perfectas

Algunos en palacio defienden a Letizia. Dicen que solo quiere protegerlas. Que es una madre comprometida. Que lo hace por su bien. Pero otras voces, incluso dentro de la Casa Real, ven en ella un perfil perfeccionista, casi obsesivo. Especialmente con Leonor. Porque con ella se juega el futuro de la monarquía.

En público, Leonor parece tranquila. Sonríe. Saluda. Habla con seguridad. Pero en privado, los que la conocen saben que ha pasado por momentos duros. Crisis puntuales. Episodios de angustia. El protocolo no muestra esa parte. Pero existe. Y forma parte del precio de nacer dentro de la Corona.