La princesa Leonor se enfrenta a uno de los momentos más complejos de su formación como futura reina de España. A bordo del buque escuela Juan Sebastián Elcano, donde realiza su instrucción con la Armada Española, la heredera al trono vive una experiencia tan exigente como transformadora. Aunque ha demostrado una actitud firme y decidida, los últimos acontecimientos han puesto a prueba no solo su fortaleza física, sino también su resistencia emocional.
En la madrugada del jueves al viernes, mientras la embarcación se aproximaba al puerto de Cartagena de Indias, a donde llegó este viernes 9 de mayo, Leonor fue confinada de urgencia en su camarote. Fuentes cercanas aseguran que sufrió un episodio de malestar severo, posiblemente agravado por el fuerte oleaje y la humedad tropical. No era la primera vez que se le veía afectada por el mareo; de hecho, desde el inicio de la travesía, la princesa ha tenido que lidiar con vómitos, mareos persistentes y episodios de claustrofobia, que han alterado su participación en las rutinas del barco.

Leonor no se libra de sus problemas en Elcano
Aunque sus compañeros guardiamarinas llevan meses de preparación específica para la expedición, Leonor se sumó al embarque sin una adaptación previa a este tipo de entorno. La navegación en mar abierto, las noches de guardia, la ausencia de comunicaciones y la vida en camarotes compartidos han supuesto un gran desafío para ella. Comparte una estrecha habitación con otras tres personas, y el constante movimiento del barco, unido al calor sofocante (llegaron a Cartagena de Indias con 30º en el termómetro), hace del descanso una tarea difícil.
Durante sus primeras guardias nocturnas en cubierta, Leonor sufrió una caída provocada por el oleaje atlántico, resultando con moretones visibles en su brazo. Aunque no hubo lesiones de gravedad, el incidente encendió las alarmas dentro del equipo médico y entre sus superiores. Desde entonces, y por expresa petición de los Reyes, se ha limitado su exposición a situaciones de riesgo, quedando exenta de nuevas guardias en cubierta.

El Juan Sebastián Elcano encara los últimos dos meses de travesía
A pesar de estos obstáculos, Leonor mantiene un perfil bajo y una actitud disciplinada. Su entorno más cercano reconoce que esta etapa, la más dura de su formación, es también la más transformadora. Su compromiso con su formación militar es total, al igual que lo fue en su día el de su padre, Felipe VI, y su abuelo, Juan Carlos I.
El atraque del Elcano en Cartagena de Indias el pasado viernes fue recibido con entusiasmo por la población local, pero para Leonor significó también un respiro temporal. Las salidas a tierra firme son contadas y breves, por lo que cada descenso del buque representa un descanso de las duras condiciones del viaje.