La monarquía de Noruega es de las más ejemplares de Europa. Liderada por Harald V, en unos años será heredada por Haakon. El príncipe, casado con Mette-Marit, está ya preparado para ponerse al mando de la corona del país escandinavo por antonomasia. Lo hará muy bien cuando le toque y, además, sabemos que ya tiene descendencia que aspira a heredar. Hablamos hoy de la heredera del heredero, la preciosa princesa Ingrid Alexandra. De aquí a unos 50 años aproximadamente -o antes-, Ingrid será la reina con más clase de Europa. Y decimos esto con fundamento de causa.
Y es que una princesa -y, por lo tanto, una futura reina- debe ser perfecta para entrar con buen pie en el trono. Tiene que saber hacer de todo... Comer bien, vestirse bien, ser culta, ser amable, practicar la empatía como bandera, ayudar a los más necesitados... En definitiva, representar al país como Dios manda. Ingrid, seguro, seguro, seguro que lo hará muy muy bien, pues sus antecedentes son buenos. Y es que la nieta de Su Majestad El Rey Harald ha trabajado como pocas futuras y futuribles reinas lo han hecho. En más de una ocasión se ha puesto lo que se dice que es el "mono de trabajo" y ha trabajado para un restaurante. Pero no como sumiller o como camarera, sino como lavaplatos. Fue en el verano de 2021, cuando sus padres la enviaron a un restaurante italiano de Oslo a limpiar mesas y lavar platos. Maravilla, algo que nos gustaría haber visto en Leonor y Sofía.
Estos son gestos que llegan a la gente y que engrandecen a las ya de por si siempre discutidas monarquías. El papel de la monarquía no debe ser otro que el de representar fehacientemente al pueblo y el trabajo de alguien que lava los platos y recoge la mierda del restaurante es digno como cualquier otro. Es por eso que si Doña Letizia y Don Felipe enviaran a sus hijas a hacer lo mismo en un restaurante italiano de Madrid subirían muchos enteros. Los monárquicos se multiplicarían exponencialmente: ojalá tomen nota de Ingrid de Noruega que, cuando tenga unos 60 seguro que, además, compartirá trono europeo con Leonor.
Estudió en un colegio público
Otra de las cosas que hacen acercar las monarquías al pueblo y que hacen que casi nadie dude de la corona noruega es que los royals estudien en colegios públicos. Durante la infancia, fue el caso de Ingrid Alexandra. De 19 años y amante del surf, el kickboxing y las matemáticas, estas las pudo aprender en el Janslokka School de Oslo, donde aprendió a sumar, restar, multiplicar y dividir. A continuación, estudió en el Oslo International, en este caso una escuela privada, época en la que dio su primer discurso en público. Grande, Ingrid.
