Lady Di no estaba dispuesta a seguir las normas de la corona británica, ella quería ser diferente y cambiar las cosas, que su presencia en la institución sirviese para algo. Eso es algo que no gustó a la entonces reina Isabel II. Mucho menos que recibiese el cariño de todos los británicos y un gran apoyo a nivel internacional. Por este motivo, los de las teorías conspiratorias creen que su suegra y su marido, Carlos III, estuvieron detrás de su muerte. Sea como sea, Lady Di fue única y así sigue siendo recordada con una escultura homenaje en la salida del túnel en el que falleció en París.

La princesa Diana de Gales se enfrentó a todos, uno de ellos era al hermano de Carlos III, su cuñado, a quien no soportaba por sus vinculaciones con episodios demasiado turbios. En aquella época aún no había salido todo a la luz, pero el ahora expríncipe Andres, una noticia que ella misma habría celebrado, ya se vinculaba en fiestas privadas con su íntimo amigo Jeffrey Epstein, un magnate financiero y delincuente sexual estadounidense.
La madre del príncipe Guillermo y Harry falleció en 1997, justo al poco de hacerse públicas algunas denuncias por abuso sexual de menores con Jeffrey Epstein, el mejor amigo del hermano de su marido. En aquella época ella ya se apartó de él y quería salir de la corona. Sentía un profundo asco al leer y escuchar algunos de los testimonios de las víctimas.
Lady Di no se fió nunca del hermano de Carlos III
Uno de los testimonios más sonados de la última década es el de Virginia Giuffre. La joven asegura que Epstein y el expríncipe Andrés abusaron de ella. El multimillonario la engañó para entrar en el mundo del lujo y los famosos. El hermano de Carlos III estaba obsesionado con sus pies cuando ella tan solo tenía 17 años. “Mis hijas son apenas algo más pequeñas que tú”, explicó su acierto. “Vamos a tener que intercambiarla pronto”, replicó la británica, en una dudosa broma de mal gusto sobre cómo Giuffre comenzaba a hacerse mayor.
“Han pasado los años y he pensado mucho en cómo se comportó aquella noche. Fue lo suficientemente cordial, pero muy consciente de sus privilegios. Creía que tener sexo conmigo era su derecho de nacimiento”, recuerda Giuffre. A la mañana siguiente, Epstein le dio 15.000 dólares de recompensa y le felicitó: “Lo has hecho muy bien. El príncipe se ha divertido”.
Lady Di avisó a la reina Isabel II de la depravación de su hijo Andrés con chicas muy jóvenes. Siempre se vinculaba con ellas, recibía mensajes subidos de tono y pasaba demasiado tiempo con ese delincuente sexual.
