La realeza española siempre ha estado rodeada de luces y sombras, pero si hay una figura que emerge intachable en medio de la polémica y la tradición, esa es la reina Sofía. Así lo reveló con contundencia Juan de Dios Orozco, ex guardia real y experto en comunicación y protocolo, durante su charla en La impostura podcast. Orozco, con una carrera militar intachable y más de doscientos actos de Estado a sus espaldas, no dudó en afirmar que “a doña Sofía nunca se le ha podido poner un pero en protocolo”. Una frase que retumba en la opinión pública y que subraya el aura de perfección que acompaña a la madre del actual rey Felipe VI.
Lejos de limitarse a lo anecdótico, el ex guardia real se explayó en detalles que confirman lo que, según él, es un consenso entre quienes han trabajado en contacto directo con la familia real: la reina emérita es el epítome de la elegancia y de la disciplina institucional. Pero su maestría no solo abarca la vestimenta y la compostura pública, sino también el arte de establecer una conexión genuina y natural con las personas. En palabras del mismísimo Juan Carlos I, doña Sofía es “una gran profesional” en el sentido más riguroso del término: metódica, sobria y siempre atenta a cada detalle.

La perfección protocolaria de Doña Sofía: un modelo para la realeza
Pero más allá de los actos oficiales, Orozco recordó episodios íntimos que revelan una faceta desconocida de la reina. Desde detener una caravana oficial para dar pan a unos jabalíes con sus crías, hasta compartir un cigarrillo con los miembros de seguridad, cada gesto la pinta como alguien que sabe equilibrar majestuosidad con sencillez. Ese magnetismo humano es, para el ex guardia real, el verdadero secreto de su impecable presencia. Más allá de lo pintoresco de estas escenas, Orozco subrayó el rigor de la reina Sofía en cada aparición pública. Según él, su forma de caminar, de saludar y de hablar a la gente responde a una preparación innata, marcada por su linaje real y por décadas de servicio institucional. “Ella es la definición de lo que significa el saber ser y el saber estar”, insistió.
Ese reconocimiento no se queda solo en palabras. Orozco explicó que la reina emérita se distingue por anteponer siempre las exigencias institucionales a cualquier malestar personal, algo que considera esencial para proyectar la imagen de la monarquía española como una institución estable. “Nunca la ves quejándose de nada o con una mala cara, sino todo lo contrario”, remarcó.
El legado invisible de Sofía: un ejemplo que trasciende generaciones
Orozco, aún con la nostalgia de su tiempo en la Guardia Real, aseguró que la reina Sofía ha dejado una huella imposible de borrar. A su juicio, su estilo y disciplina se convirtieron en una verdadera escuela de protocolo para todos los que la han rodeado. Tanto es así, que en su actual faceta como consultor y formador, suele recurrir a la reina emérita como el modelo más claro de profesionalismo y elegancia en el ámbito social.
Con estas revelaciones, el ex guardia real no solo reafirma la impecable reputación de la reina emérita, sino que también eleva su figura a la categoría de mito viviente del protocolo. Un testimonio que deja claro que, en el mundo de la realeza, la perfección no es un ideal inalcanzable: tiene nombre propio, Sofía de Grecia.