El 1 de abril de 1993 moría en la Clínica Universitaria de Navarra Juan de Borbón, hijo, padre y abuelo de reyes de España. Él, sin embargo, nunca ocupó el trono. La República envió a Alfonso XIII al exilio, y el fascista Francisco Franco le cerró el paso a favor de Juan Carlos. Un cáncer de laringe acababa con su vida a los 79 años, sus últimos días fueron muy crudos: solo podía comunicarse a través de una pizarra con todos aquellos que lo visitaban en la habitación. Pilar Eyre explica en Lecturas que el dormitorio estaba lleno hasta los topes, aunque en sus últimos instantes de vida fueron 5 las personas que lo acompañaban: Pilar, Margarita, el yerno Carlos Zurita y, evidentemente, el matrimonio real: Juan Carlos y Sofía. La cronista real catalana pone al descubierto todo tipo de detalles en torno al fallecimiento: algunos de ellos, una vez más, hunden la imagen del emérito, un personaje de enorme crueldad.

Eyre puede explicar esta historia por razones de peso: fuentes, memoria y, muy importante, las maniobras del CESID, el actual Centro Nacional de Inteligencia. Los espías españoles llenaron la habitación de micrófonos, "y las cintas recorrieron todas las redacciones". Así supimos que a Felipe VI le llamaban"Felipón" y que se ganó una bronca sideral por parte de su abuelo moribundo, que no quería que saliera con Isabel Sartorius: "¿Crees que vas a tener todas las ventajas de ser príncipe y ninguno de sus inconvenientes?" Lo decía un mujeriego empedernido, que le dio una vida nada tranquila a María de las Mercedes, su esposa durante 58 años. La hipocresía, el machismo y la falta de escrúpulos también se manifestaron de forma brutal aquellos días de agonía.

Juan Carlos y Sofía funeral Juan de Borbón Twitter
Juan Carlos y Sofía en el funeral de Juan de Borbón / Twitter

Juan Carlos con una amante mientras su padre agonizaba

Aunque al hijo Juan Carlos le acompañaba su mujer, cuando salían por la puerta de la clínica cada uno iba por caminos separados. Dónde pernoctaba Sofía lo desconocemos, pero sí se sabe que el monarca se instalaba en el Hotel Blanca de Navarra en compañía femenina. "Su novia mallorquina lo esperaba en la habitación mientras visitaba a su padre", es decir, Marta Gayá. Juanito no perdonaba una cana al aire ni en días de luto. Alucinante, penoso, con un punto de repugnancia imposible de disimular. Pero las desgracias y las humillaciones, muy a menudo, llegan en pack. Y Juan Carlos todavía le guardaba una cuchillada más honda, más traicionera, más inhumana y más desagradecida.

Marta Gayá efe
Marta Gayá / EFE

La humillación del emérito a la reina Sofía en el funeral por Juan de Borbón

El funeral y entierro del no rey sí que tuvo honores de estado y categoría real. TVE lo retransmitió y gracias a su despliegue pudimos ver al rey de España llorando en la Catedral de la Almudena. Una imagen histórica y prohibida; un exjefe de prensa de la Casa Real, Ramón Iribarren, reveló que había órdenes explícitas al respecto. Sin embargo los espectadores pudieron ver los ojos llorosos de la Jefe del Estado, como también la reacción de su mujer Sofía: conmovida, triste y con lágrimas, ponía el brazo sobre su hombro. Un gesto de calor, de compasión. De amor, a pesar de todo. La respuesta la narra Eyre como nadie, por eso es una referente absoluta:  "Al contacto físico el rey, incómodo, se aparta para alejarse de Sofía que, acostumbrada a disimular estos desplantes públicos, retrocede ràpidamente como si le hubiera picado una avispa para mezclarse con el resto de la familia". Escalofriante.

Juan Carlos y Sofía RTVE.es
Juan Carlos y Sofía /RTVE.es

Cuánta miseria. Historia de España.