Juan Carlos I prepara su herencia. Sabe que ya son 87 años y está muy mayor. No quiere morirse sin dejar las cosas cerradas, y tampoco quiere contribuir a la Hacienda Pública. El emérito ha estado estos últimos años vendiendo algunas propiedades de Cataluña y el País Vasco a través de uno de sus mejores amigos, el coronel Murga. El hombre de confianza ha sido como un segundo padre para las infantas Elena y Cristina, como también para algunos de los nietos del exmonarca, como Froilán o Victoria Federica. Su relación se traduce en más de cuarenta años, y siempre le ha tendido una mano.
La infanta Elena es quien más mantiene el contacto con el coronel Murga, y junto a él están cumpliendo con las peticiones de Juan Carlos I. La herencia del emérito no es como la de cualquier otro. El marido de la reina Sofía tiene un patrimonio de casi dos mil millones de euros. Una cifra que se dice rápido pero cuesta de asimilar. Este dinero iría a las manos de sus dos hijas, las infantas Elena y Cristina, ya que Felipe VI renunció a él cuando estalló el caso Nóos y su padre se vio envuelto en numerosas polémicas. Era la única forma de mantener la corona.
Juan Carlos quiere vender todas sus propiedades para facilitar su herencia
Según informó Vozpópuli, la infanta Elena, con la ayuda de Nicolás Murga, ha vendido más de una decena de propiedades en España. Juan Carlos I no quiere dejar problemas a sus hijas. Quiere que solo hereden liquidez, de esta forma pueden evadir a la Hacienda Pública más fácilmente. La infanta Cristina se ha comprado una casa en Barcelona, pero no se trasladará de forma permanente hasta que fallezca su padre, aunque ninguno de sus hijos viva en Suiza. Su residencia fiscal está en Ginebra. De esta forma evita a la Hacienda Pública y su herencia no pasará por sus manos. La infanta Elena utilizaría a Froilán como testaferro, por eso no vuelve a España de forma permanente aunque ya no tiene ningún proyecto en Abu Dabi.
Murga ha sido la base clave de todas las operaciones. El coronel se encarga de la logística de las ventas y otras operaciones desde el extranjero, asegurándose de que cada transacción se lleve a cabo con precisión y discreción.
Juan Carlos I ha viajado en numerosas ocasiones a París y Ginebra para poner en orden todas sus cuentas. En ambas ciudades ha firmado algunos documentos importantes en relación con su herencia. Se cree que la reina Sofía también podría recibir algo de dinero por haberse mantenido fiel a su lado y no haberle traicionado nunca.