La infanta Elena rompió su relación con Jaime de Marichalar hace casi dos décadas. Se dio cuenta que no estaba enamorada. Ella buscó a alguien de la aristocracia para no traicionar a sus padres, pero realmente no era feliz en su matrimonio, como ellos. Comprobó con sus hermanos que era mejor casarse con alguien a quien quisiese de verdad, aunque fuese un plebeyo. Las relaciones de sus hermanos han sido mucho más largas y fructíferas. La infanta Cristina ha mantenido una relación con Iñaki Urdangarin durante varias décadas y Felipe VI aún continúa casado con Letizia, aunque se cree que hace años que habrían cesado la convivencia.

Cuando se separó de Jaime de Marichalar, Elena de Borbón mantuvo una buena relación con Iñaki Urdangarin. Al exjugador de balonmano le gustaba halagar a las mujeres de la familia, tenía a la infanta Elena y a la reina Sofía conquistadas. Era perfecto. Tanto la emérita como su hija mayor visitaban al exduque de Palma en varias ocasiones en la cárcel de Brieva, aunque Casa Real fue contraria a esas visitas, ya que dañaban indirectamente a la imagen de la corona.
Elena de Borbón dio su mano a la infanta Cristina en los momentos más complicados, como la noche de antes de que Iñaki ingresase en prisión. Aquellas horas en las que no logró conciliar el sueño las pasó despierto al lado de la infanta Elena, su cuñada. “No podía dormir y hablaba y hablaba, tomaron infusiones y trataron de pasar el tiempo lo mejor posible dentro de lo mal que estaba todo. Iñaki tenía los nervios a flor de piel aquel día", recordaron a Vanitatis en su momento allegados de la familia. Sabe que Iñaki no ha actuado bien, pero no le importa. Ante todo está la familia y el sentimiento de permanencia. Siempre unidos, el lema de la reina Sofía, ante cualquier adversidad.
La infanta Elena nunca perdonó a Iñaki el daño a la infanta Cristina
Sin embargo, la infanta Elena terminó peor que mal con Iñaki Urdangarin. La hija mayor de Juan Carlos I se convirtió en un apoyo muy importante para la familia cuando estalló el caso Nóos, viajó en muchas ocasiones a Washington y a Ginebra. Ella se quedaba en alguna ocasión con los niños cuando sus padres tenían juicios o reuniones con los abogados.
Cuando Iñaki Urdangarin salió de prisión por primera vez, con un permiso, se alojó de nuevo en casa de la infanta Elena. La madre de Froilán también le visitó en Vitoria cuando salió de prisión si su agenda laboral se lo permitía. Salía a tomar el aperitivo con su cuñado, compartían confidencias y hasta iban juntos a misa.
Pero la infanta Elena nunca le perdonó la infidelidad a su hermana Cristina. Se sintió muy dolida y decepcionada con el exjugador de balonmano.
