La patriótica infanta Elena, la misma que apoya incondicionalmente a un Juan Carlos I cuya vida, entre otras cosas, está marcada por sus escapes al fisco español, mantiene un estilo de vida discreto pero no exento de lujos. Entre sus mayores pasiones están los caballos, una afición que no ha abandonado jamás, aunque también con un alto coste económico que llega puntualmente cada final de mes.

Desde hace años, Zarzuela se convierte en remitente regular de una factura que, aunque no es pública, no es baladí. La hermana mayor de Felipe VI ha decidido hacerse cargo personalmente de los gastos generados por el complejo hípico privado que mandó construir su padre, Juan Carlos I, en los alrededores del Palacio. La pista de equitación, los establos y todo lo necesario para alojar su colección de caballos fueron levantados por orden directa del emérito, quien durante años financió también buena parte de los caprichos de sus hijas con dinero opaco, según diversos informes periodísticos.

Infanta Elena caballo GTRES
Infanta Elena GTRES

Elena corre con los gastos de la cuadra de Zarzuela

Es Elena quien se encarga de pagar las facturas correspondientes al mantenimiento del recinto: desde la alimentación de los animales hasta los sueldos del personal que los cuida. Los gastos incluyen los servicios de un mozo, los honorarios del veterinario, del herrador y del profesor de equitación que la acompaña en sus entrenamientos.

Durante años, algunos de sus caballos estuvieron alojados en el Club de Campo Villa de Madrid, donde el coste se disparaba: 800 euros mensuales por cada box y 2.500 euros de fianza por ejemplar. Fue precisamente ese alto coste lo que llevó a Juan Carlos I a construir unas instalaciones en Zarzuela, más baratas pero igualmente exigentes en su mantenimiento. Así el dinero se mantenía donde más le gusta a Juan Carlos: en casa.

Infanta Elena al costat d'un cavall / GTRES
Infanta Elena / GTRES

Los caballos, la gran pasión de la infanta Elena

Aunque muchos especulan sobre si es realmente la Casa Real quien paga, fuentes próximas aseguran que es la propia infanta Elena quien asume la carga financiera. Vanitatis recogía hace tiempo que, si bien su inversión no es comparable a la de un jinete olímpico, no deja de ser considerable. De hecho, la factura que recibe desde Zarzuela incluye todos los gastos fijos de su particular ‘cuadra real’.

Elena, que no ha renunciado a su afición pese a los recortes institucionales, ha preferido sacrificar otros lujos antes que renunciar a su vida ecuestre. No participa activamente en la vida pública más allá de actos muy puntuales, pero sigue fiel a una rutina marcada por el olor a heno y a caballo.