Tras el exilio del rey emérito Juan Carlos I en Abu Dabi, su herencia se ha coonvertido en un tema recurrente. Se calcula que el patrimonio del monarca supera los 1.800 millones de euros, y una parte importante, alrededor de 800 millones, estaría depositada en Suiza. A través de una fundación privada creada en los Emiratos Árabes Unidos, el rey emérito garantiza que sus hijas Elena y Cristina gestionen su parte de la fortuna sin obstáculos legales ni fiscales en España o Europa.
Con esa base económica asegurada, la infanta Elena se ha propuesto hacer realidad su deseo de siempre: tener su propia finca. Una propiedad que no solo será una inversión patrimonial, sino también un refugio personal. Su entorno confirma que lleva meses visitando diferentes terrenos y que ya ha puesto los ojos en una finca de lujo valorada en unos 4 millones de euros.

La infanta Elena ya sabe en qué invertirá parte de la herencia de su padre, Juan Carlos I
Ese es el dinero que invertirá en un proyecto personal que le permitirá cumplir un viejo sueño: vivir más cerca de la naturaleza, rodeada de animales, tranquilidad y privacidad. Después de años residiendo en Madrid, concretamente en el barrio de Fuente del Berro, la hermana del rey Felipe VI se prepara para abandonar parcialmente la capital y pasar largas temporadas en el campo.
El enclave exacto no se ha revelado, pero se habla de una zona exclusiva, probablemente en Castilla-La Mancha o en Andalucía, donde abundan las grandes propiedades con extensiones de terreno ideales para la cría de caballos y la actividad hípica. La finca incluiría establos, pistas ecuestres y amplias zonas de caza, adaptadas a los gustos tradicionales de la infanta.

La infanta Elena quiere su propio establo
El proyecto también refleja su estilo de vida discreto. A diferencia de su hermana Cristina, más orientada a la vida internacional y urbanita, Elena siempre ha mostrado una personalidad conservadora y sencilla, con una gran afición por los caballos y por las tradiciones rurales. También le gustan los toros, pero a estos prefiere ver como los torturan y asesinan.
Además, la decisión tiene un componente emocional. La infanta Elena ha atravesado momentos difíciles en los últimos años, marcados por la distancia con su padre, los problemas matrimoniales con Jaime de Marichalar, los escándalos de sus hijos y el arrinconamiento en la familia real por el protagonismo creciente de Felipe y Letizia. Este proyecto, aseguran quienes la conocen, le permitirá llevar a cabo una renovación personal. Un paso hacia una nueva vida.