En los años previos al escándalo del caso Nóos, Urdangarin era una figura bien recibida en el entorno de los Borbón. Mantenía un trato cercano con Felipe VI, con Letizia, e incluso con el propio rey Juan Carlos, que lo consideraba su yerno favorito. Pero una de las conexiones menos conocidas y más fuertes fue con Elena, la hija mayor de los reyes eméritos.

Ambos mantuvieron una de las relaciones más sólidas. Lo que comenzó como un lazo familiar se convirtió en una amistad profunda, tejida a lo largo de momentos compartidos, confidencias y apoyo incondicional. De hecho, ese vínculo se mantuvo mientras Iñaki estuvo en prisión y también después. De hecho, fue entonces cuando más se consolidó. No obstante, como su conexión con el resto de borbones, terminó rompiéndose. Ni se hablan. La infanta lo repudia.

La infanta Elena se mantuvo al lado de Iñaki Urdangarin tras el caso Nóos

Elena se mantuvo al lado de Urdangarin tras el caso Nóos. Estuvo presente en momentos claves, como la noche previa a su ingreso en prisión, la pasaron juntos en casa de ella. Elena fue quien calmó los nervios del exjugador de balonmano en el que fue uno de los días más duros de su vida.

La infanta Elena i Iñaki Urdangarin
La infanta Elena i Iñaki Urdangarin

Con el paso de los años se mantuvo la cercanía personal entre cuñados. Compartieron escapadas, confidencias y hasta acudían juntos a misa cuando sus agendas lo permitían. Durante los permisos penitenciarios del exduque, no era raro verlo alojado en la casa madrileña de la infanta, en el barrio del Niño Jesús. Y cuando Urdangarin se trasladó a Vitoria tras obtener el tercer grado, Elena lo visitaba siempre que sus compromisos con la Fundación Mapfre se lo permitían.

Elena sintió la traición en carne propia

Pero todo cambió de forma drástica. La traición de Iñaki a la infanta Cristina, cuando se hicieron públicas las fotos en las que aparecía paseando con Ainhoa Armentia, Elena la sintió como propia. Aunque no era su marido, lo sintió como una ofensa personal a su moralidad. Tanto por la puñalada a su hermana como por el hecho de la infidelidad. Y es que Elena siempre ha sido muy tradicional y católica en este aspecto.

infanta Elena llorando
La infanta Elena llorando

Para Elena de Borbón, la familia es sagrada. Su fidelidad está por encima de todo, y aunque supo perdonar errores pasados, no toleró el engaño perpetrado a su hermana. Solo es capaz de perdonárselo a su padre, aunque la humillada en este caso sea su madre. Curioso.