La infanta Cristina planea un verano marcado por la discreción, los vínculos familiares y la distancia respecto a los escenarios habituales de la familia real. En lugar de establecerse en Palma o pasar largas estancias en Marivent, organizará un itinerario centrado en encuentros privados, viajes con sus hijos y compromisos personales que la mantendrán alejada del núcleo institucional. Esta planificación responde a una voluntad clara de priorizar la vida familiar y mantener un perfil bajo durante el periodo estival.

El verano comenzará con un desplazamiento a África vinculado a sus responsabilidades humanitarias, donde continuará su implicación en proyectos de desarrollo local. Tras esta primera etapa, tiene previsto pasar por Ginebra, Barcelona y Madrid, compaginando estancias breves con visitas personales. Uno de los momentos clave será una escapada con sus cuatro hijos a un destino internacional aún no revelado, elegido por su valor simbólico y emocional, en la línea de otras experiencias familiares organizadas en veranos anteriores.

Cabe destacar que también contempla un nuevo encuentro con su padre, el rey Juan Carlos I, en Abu Dabi. Desde que el emérito reside en Emiratos, estos reencuentros han sido constantes, pero este año adquieren mayor relevancia por la publicación de sus memorias y por la conmemoración del 50º aniversario de su proclamación como jefe del Estado. Esta visita consolidará el vínculo familiar en un contexto de mayor visibilidad para el entorno del rey emérito.

Bidart y Barcelona como puntos clave del verano

A mediados de julio, está previsto que la infanta Cristina y sus hijos se trasladen a Bidart, en la costa vascofrancesa, donde pasarán varias semanas junto a la familia Urdangarin. Aunque está divorciada de Iñaki Urdangarin, ambos mantienen una convivencia fluida en la residencia familiar durante el verano, preservando la unidad en torno a sus hijos. Esta fórmula de vacaciones compartidas se repetirá un año más, reforzando la imagen de estabilidad y normalidad en el entorno más próximo.

La infanta Cristina en una inauguració / Europa Press
La infanta Cristina en una inauguración / Europa Press

Por otro lado, durante su paso por Barcelona, la infanta podrá visitar el piso familiar en Pedralbes, actualmente en proceso de reforma. Este espacio podría recuperar protagonismo como residencia temporal, sobre todo por la vinculación de su hijo Pablo con la ciudad, donde continúa su carrera deportiva. La cercanía con él, así como con otros miembros de la familia, hará de Barcelona un punto estratégico en su verano.

En cuanto a su presencia en Palma, será puntual y limitada. Se espera que realice alguna visita breve para encontrarse con la reina Sofía en Marivent, aunque sin coincidir con los reyes Felipe y Letizia, que mantienen una agenda diferenciada. Esta separación refuerza su estrategia de mantener cierta distancia del foco institucional durante el verano, priorizando los lazos personales por encima de la visibilidad pública.

En conjunto, el verano de la infanta Cristina se perfila como una sucesión de desplazamientos planificados al margen de la Casa Real, combinando actividades solidarias, reencuentros familiares y estancias privadas con sus hijos. Esta hoja de ruta reafirma su voluntad de proteger su espacio personal, sin renunciar a la cohesión familiar ni a su rol dentro del entorno más íntimo.