Pablo Urdangarin atraviesa uno de los mejores momentos de su carrera como deportista, pero paradójicamente también uno de los más incómodos a nivel personal. Mientras se consolida como una pieza clave del balonmano nacional, su entorno empieza a preguntarse si el apellido que lleva se ha convertido en un problema para su trayectoria.
Desde que fichó por el BM Granollers, Pablo no ha parado de crecer. Ha sido decisivo en partidos complejos, incluso frente a gigantes como el Barcelona, club que abandonó en 2023 en busca de nuevas oportunidades. Sus intervenciones han sido tan destacadas que muchos ya lo consideran una de las jóvenes promesas más fiables del deporte español.
Pablo Urdangarin sigue consolidándose en el sector del balonmano
Sin embargo, hay algo que llama poderosamente la atención: la llamada de la Selección Española, aunque llegó en el pasado, nunca se consolidó, y actualmente se encuentra muy alejado de volver a ir convocado.

Este silencio institucional ha comenzado a levantar sospechas. La infanta Cristina, madre de Pablo, cercana y protectora con su hijo, se pregunta si realmente su esfuerzo está siendo valorado de forma justa, o si por el contrario hay una mano negra silenciosa que le impide avanzar por llevar el apellido Urdangarin.
En los partidos, Pablo no se esconde. Su camiseta no dice ‘Pablo’, sino su apellido ‘Urdangarin’. Además, lleva el número 77, un guiño claro al dorsal que lucía su padre en sus años dorados. Es un gesto de lealtad familiar, pero también una afirmación de identidad que, al parecer, podría estar molestando a algunos. En su entorno sospechan que este recordatorio de un pasado incómodo para la Casa Real podría estar pasándole factura.

Sospechas de que el apellido Urdangarin puede ser un problema
En este contexto, Cristina ha llegado a plantear el tema en conversaciones privadas con Felipe VI. Aunque el rey ha negado categóricamente que exista veto alguno, la infanta sigue creyendo que hay una barrera no escrita. Ella no busca privilegios, pero tampoco acepta el castigo implícito.
Lo cierto es que Pablo ha sabido distanciarse públicamente del escándalo que marcó a su padre. Nunca ha hecho declaraciones polémicas ni ha buscado protagonismo fuera del campo. Su vida gira en torno al deporte, el trabajo constante y un deseo evidente de construir su propio legado. Pero parece que la sombra del apellido aún pesa demasiado.