Entre la infanta Cristina y Felipe VI se ha producido un claro acercamiento en el último año. Se han reencontrado en varias ocasiones y se han dejado ver juntos en planes familiares. La ex de Iñaki Urdangarin estaba vetada por la Casa Real, pero se le ha levantado ese castigo cuando ha formalizado su divorcio con el exjugador de balonmano. Cuando estalló el caso Nóos y las polémicas de Juan Carlos I, los reyes tomaron la decisión de retirar todas las funciones institucionales a los Borbón y el sueldo que percibían de los Presupuestos Generales del Estado. Parece que ahora la infanta Cristina quiere recuperar su sitio, como la infanta Elena, que aunque ya no tiene funciones, aún realiza alguna entrega de premios y va a algún acto relacionado con la tauromaquia.

La infanta Cristina alega a Felipe VI que ella no salió culpable del caso Nóos aunque fue juzgada, ahora ya está divorciada y no habría problema para formar parte de nuevo del apellido Borbón. La hija de la reina Sofía ya empieza a mover ficha poco a poco, el año pasado adquirió una nueva propiedad en Barcelona que actualmente está reformándose, pretende vivir en el futuro, de esta forma abandonará Ginebra para siempre.
A la madre de Juan, Miguel, Pablo e Irene querría volver a ostenta el título de duquesa de Palma, que como a Iñaki Urdangarin se le sustrajo cuando fue juzgada por el caso Nóos. Cristina quiere el título a cambio de todos los favores que está haciendo a la corona. Y es que si ella no pagase al padre de sus hijos, probablemente ya habría hablado de la corona.
La infanta Cristina mantiene en silencio a Iñaki Urdangarin
Iñaki Urdangarin pagó con la prisión a cambio de beneficios económicos. Él no era el único culpable del caso Nóos, pero el emérito no podía salvarle porque la ciudadanía estaba muy revoltosa. Debían demostrar a todos que la justicia es igual para todos, sin excepción. En la cárcel planeó su divorcio como método de vivir de los Borbón. Les amenazó con contar todo lo que sabía, y es que una conocida editorial le ofreció un libro de memorias.
Juan Carlos I le habría abonado dos millones de euros en concepto de indemnización y 25.000 euros mensuales de por vida. Unas transacciones que se realizan desde Suiza y que el día de la muerte del emérito continuará pagándole la infanta Cristina. Vivirá como un rico hasta el fin de sus días por su silencio.
