Cristina de Borbón ha atravesado uno de los capítulos más dolorosos de su vida personal tras descubrir la traición de Iñaki Urdangarin, su exmarido. La deslealtad que sufrió no solo la sorprendió, sino que la dejó profundamente herida. Durante años, Cristina apostó con convicción por su matrimonio, entregándose por completo a la relación. Incluso llegó a tomar decisiones difíciles, como distanciarse del núcleo de la Casa Real y resignar parte de su protagonismo institucional, todo por amor. Por eso, el golpe no fue únicamente la infidelidad, sino el engaño sostenido a lo largo del tiempo.

Infanta Cristina / EFE
Infanta Cristina / EFE

La revelación de la relación de Urdangarin con otra mujer, Ainhoa Armentia, no fue privada ni discreta. Muy al contrario, se produjo de forma pública y abrupta, con una imagen en portada de una revista que se difundió sin freno. La infanta no solo tuvo que lidiar con el dolor emocional, sino también con la exposición mediática que agravó su humillación. De ahí que, poco después, ambos anunciaran oficialmente su separación y comenzaran los trámites del divorcio, aunque este no fue un proceso sencillo ni rápido.

Las negociaciones legales y personales estuvieron marcadas por tensiones. Cristina no quería facilitarle el camino a quien tanto daño le había causado, especialmente sabiendo que Urdangarin ya había rehecho su vida con otra mujer. Ver cómo su exmarido comenzaba una nueva etapa de felicidad le resultaba profundamente doloroso.

Un gesto que captó la atención fue su negativa inicial a quitarse el anillo de bodas. Aunque ya estaban legalmente separados, en numerosas apariciones públicas aún llevaba la alianza, como si costara aceptar el final definitivo. Quizás, en el fondo, porque siguen compartiendo lo más valioso: sus cuatro hijos.

Cristina ha intentado mostrarse firme ante la opinión pública, pero quienes están cerca de ella aseguran que aún no logra superar el duelo. Ha conocido a otros hombres, sí, pero no ha conseguido volver a enamorarse. Aún siente que una parte de ella sigue atada a un pasado que no termina de cerrar.

La infanta Cristina no puede leer noticias de Iñaki y Ainhoa 

La exposición constante de Urdangarin y su pareja en los medios no ayuda. Cada nuevo titular sobre ellos reabre heridas. Uno de los momentos más duros fue ver a sus hijos compartiendo momentos con Ainhoa durante las Navidades, lo que sintió como una pérdida aún mayor.

El punto más crítico llegó en San Valentín, fecha cargada de recuerdos para ella, cuando se enteró de que su exmarido había viajado con su nueva pareja a Palma de Mallorca, lugar significativo para la familia real. Aquello le provocó una crisis emocional que alarmó incluso a sus hijos. Como muestra de apoyo, le han propuesto que se mude con ellos a Reino Unido o a Barcelona, donde reside su hijo Pablo, para que no tenga que afrontar sola este proceso. Intenta no hacerlo por prescripción médica, pero siempre ojea la prensa en busca de noticias sobre Iñaki. En Semana Santa los vio en Sicilia muy enamorados, y hace una semana en Vielha, donde ella siempre iba con él y los niños. Incluso se ha llegado a hablar de rumores de embarazo. Cada vez que esto sucede, ella recae en su problema.

Sin embargo, Cristina aún no ha dado ese paso. Aunque intenta avanzar, la herida de su matrimonio roto sigue abierta y sanar llevará tiempo.

Infanta Cristina
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