Los veranos en Marivent ya no son como en el pasado. Cuando Juan Carlos I era rey, la familia real realizaba largas estancias y recibían visitas de todo tipo de royalties y personalidades, con quienes organizaba fiestas a menudo. Todo era ostentación y mostrar altos niveles de opulencia.

Pero la entrada de la reina Letizia en la monarquía lo cambió todo. Desde entonces, Felipe y ella han apostado por la austeridad y, en cierto modo, por las cosas bien hechas. De ahí que Juan Carlos I viva en el exilio, que las infantas Elena y Cristina (y sus hijos) vivan apartadas de Zarzuela, o que ya no se celebren las fiestas de antaño con las altas esferas que corrían a cargo del contribuyente.

En la actualidad todo se limita a la participación del rey Felipe VI en la Copa del Rey de Vela, a una recepción en Marivent y a un paseo de la reina Letizia junto a sus hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía, y su suegra, la reina emérita Sofía. Poco más. El núcleo duro de la familia real llega a finales de julio y se marcha en los primeros días de agosto. Lo justo para justificar que el Gobierno Balear les siga prestando Marivent a cambio de dar visibilidad a la isla.

La familia real en la recepció de Marivent 2025 Casa Real

Los vetos de Marivent

Asimismo, se ha dado orden a las infantas de que no aparezcan por Marivent ni por Mallorca mientras los reyes y sus hijas estén allí. Y en esta línea, tampoco pueden pisar suelo mallorquín Iñaki Urdangarin, a quien le encanta visitar la isla balear al menos una vez al año. No lo quieren allí. Ni solo ni con Ainhoa Armentia.

Felipe no quiere verlos. Ni cruzarse con ellos por casualidad. Ni permitir que coincidan con él o con Letizia. Por eso, desde Zarzuela se ha dado una instrucción directa: Iñaki y Ainhoa no deben aparecer en lugares vinculados a la familia real. No pueden pisar Marivent, no pueden frecuentar clubes exclusivos, y tampoco tienen entrada en los entornos sociales donde ante Iñaki era bien recibido.

Iñaki Urdangarin y Ainhoa Armentia / GTRES

Entrada prohibida donde antes era bien recibido

La prohibición se extiende a lugares como el Club Náutico de Mallorca, donde Iñaki era habitual. Y también en los restaurantes más exclusivos. Todos han cerrado filas en torno al rey. Y todos han dejado claro que Urdangarin y Armentia ya no son bienvenidos.

La decisión no es simbólica. Es real y efectiva. Tanto que la pareja ha optado por cambiar de destino en verano. Ni se plantean pisar las Baleares. Saben que serían mirados con recelo. Que los focos les perseguirían. Y que, en el fondo, no hay espacio para ellos en ese mundo que un día compartieron con la realeza.