El 22 de noviembre de 1975, con el dictador Francisco Franco aún sin enterrar, España interrumpía el luto oficial para proclamar rey a Juan Carlos. Cincuenta años después, el ahora rey emérito ha vuelto del exilio donde lo envió su hijo por corrupto. Ha estado unas horas en el Palacio del Pardo para almorzar con su mujer oficial, la reina Sofía, y todos sus descendientes, los tres hijos y los ocho nietos y una plebeya: la reina Letizia. Felipe ha querido celebrar los 50 años del negocio familiar, la restauración de la Corona, reuniendo por última vez a todos los "socios" del negocio: los Borbones con derecho a sucesión. Es la última gran reunión familiar antes del día marcado en rojo en el calendario, el de la muerte de Juan Carlos, o de Sofía. Felipe ha eliminado al emérito de todos los actos oficiales pero le ha permitido almorzar pasando 4 horas en Madrid. Casi no se quedó ni a los postres, Juan Carlos, el apestado. Se le ha fotografiado de pasada, como un fantasma:

Juan Carlos camino de El Pardo, EFE
Felipe, Letizia, Leonor y Sofía en el mismo vehículo, GTRES

Un acto privado, a escondidas y sin foto oficial. Solo había coches oficiales entrando a toda pastilla al recinto para la comida. De entre todas las fotografías ha sorprendido comprobar cómo Felipe sigue teniendo la mala costumbre de conducir él el Lexus oficial, un coche blindado para evitar accidentes o atentados, pero incumpliendo una norma no escrita en las monarquías: el monarca y el heredero nunca viajan en el mismo vehículo. En caso de accidente mortal, se extinguiría la Corona. Si el Lexus se estrella desaparece el rey y sus dos sucesoras, Leonor y Sofía, que viajan en los asientos traseros. La Corona pasaría a manos de la reina Elena y después al rey Froilán. Felipe no sabe lo que hace cuando acelera. ¿Este gesto incumple la ley? Lo que viola es una norma no escrita de las monarquías.

El Lexus conducido por Felipe, EFE

Resulta incomprensible que el coche no lo conduzca un chófer, especialista en conducción. Los servicios de seguridad confían tanto en la carrocería blindada del coche que dan por hecho que en caso de accidente no habría pérdida de vidas. Otra cosa son los viajes en avión, donde resulta de obligatorio cumplimiento que Felipe y Leonor no vuelen en la misma aeronave, porque en caso de accidente o atentado, las posibilidades de supervivencia tienden a cero. Como recuerda The Objective "Las Casas Reales europeas y otras monarquías tienen protocolos muy estrictos sobre sus viajes. En España, el rey Felipe VI no viaja en el mismo avión que su hija, la princesa Leonor, cuando ella actúa como heredera. En Reino Unido, cuando el príncipe Guillermo era más joven, no podía volar con su padre, el entonces príncipe Charles. Solo cuando Guillermo tuvo hijos y la línea de sucesión quedó ampliada, se relajó un poco esa regla. En Japón o en los países nórdicos, se aplican normas similares. Las repúblicas también siguen protocolos parecidos".

Los primos Borbón de Leonor en la comida del Pardo, GTRES

Felipe tiene la crisis de los 57 y les suelta a los chóferes oficiales "Conduzco yo". Cuando esto sucede, la monarquía contiene la respiración y Froilán acaricia el poder.