El nombre de Froilán vuelve a estar en boca de todos. Y no por buenas noticias. Lejos de cambiar su imagen, sigue envuelto en problemas. Es hijo de la infanta Elena y nieto del rey emérito Juan Carlos I. Ahora atraviesa un momento muy delicado. El motivo: dificultades económicas. Todo relacionado con su afición al juego y las malas compañías.

Desde hace años, acumula incidentes. Peleas, desalojos, escándalos. Su comportamiento preocupó a Felipe VI. Por eso se tomó una decisión drástica. Se le alejó de la Casa Real. Fue enviado a Abu Dabi, con su abuelo. Allí le ofrecieron un empleo en la petrolera ADNOC. La idea era reconducir su vida. Pero fracasó. Duró poco.

Froilán EP

Nuevo escándalo de Froilán en Ibiza

Cada vez que regresa, retoma sus viejos hábitos. Vive como si nada pasara. No tiene trabajo fijo, pero sigue con una vida llena de lujos. Todo, gracias al dinero de su abuelo. Juan Carlos I sigue costeando sus gastos más importantes.

Hace poco, protagonizó otro episodio. Fue en Ibiza. Una joven se negó a tomarse una foto con él. Froilán reaccionó mal. “Se creía el amo del local”, dijo la chica en el programa TardeAR.

Pero las fiestas no son lo único que preocupa. También está el póker. Al principio era solo un pasatiempo. Ahora es algo frecuente. Juega en círculos privados. Algunos muy peligrosos. El problema no es solo perder dinero. Es con quién juega. Fuentes cercanas afirman que hay gente vinculada a redes oscuras. Eso ha encendido las alarmas en Zarzuela.

Froilán y Juan Carlos GTRES

La peligrosa afición al póker de Froilán

No se sabe cuánto dinero debe. Pero no es lo más grave. Lo preocupante es el tipo de deuda. Y sobre todo, las personas implicadas. Algunos temen que haya cruzado un límite. Que su seguridad personal esté en peligro.

Mientras tanto, la Casa Real guarda silencio. Su entorno más cercano también calla. Pero el malestar es evidente. Cada aparición pública se mide con cuidado. Las filtraciones y rumores solo empeoran la imagen. Froilán ya es visto como un lastre para la institución.

Durante años, Juan Carlos I ha sido su red de seguridad. Ha ayudado económicamente a sus hijas y nietos. Excepto a Leonor y Sofía. Ellas no aceptan ese dinero. Pero incluso esa red puede tener un límite. Si nadie actúa, el próximo escándalo puede estar muy cerca. Y esta vez, las consecuencias podrían ser irreversibles.