Desde sus primeros años, Felipe VI, conocido en su infancia como el príncipe de Asturias, fue una figura que despertaba interés y curiosidad en la sociedad. Sus estudios en el colegio Santa María de los Rosales, uno de los centros educativos más prestigiosos de Madrid, marcaron una etapa importante en su formación tanto académica como personal. Durante esos años, se enfrentó a las mismas experiencias que muchos otros niños de su edad, pero con la particularidad de ser un miembro de la familia real, lo que añadía un matiz especial a su día a día. Lo interesante, cabe destacar, es que tenía mala fama.
Mientras iba creciendo, Felipe VI mostró un carácter responsable y comprometido, pero también tuvo que lidiar con las expectativas y presiones propias de su posición. La educación en ese colegio fue fundamental para su desarrollo, y en ella compartió aulas con otros niños de familias influyentes, como Ágatha Ruiz de la Prada, quien también fue compañera suya en el colegio Santa María de los Rosales.

Sin embargo, a pesar de su formación y de su dedicación, no todo fue perfecto en su etapa escolar. Según Ágatha, quien habló abiertamente sobre sus recuerdos en el colegio, el entonces heredero al trono tenía una fama que no siempre era positiva.
Ágatha Ruiz de la Prada explica por qué Felipe VI era señalado en el colegio
En una entrevista en Sálvame, la aristócrata decía del actual rey: “era el niño más guapo que había en el colegio. Era un bebé: tenía ocho o nueve años. No es que fuera guapo, es que tenía los ojos azules así”. Pese a que le lleva siete años al ‘royal’, era imposible que pasara desapercibido en la institución académica que, en su momento, consiguió aumentar sus filas gracias a la presencia del hijo menor de Juan Carlos I.
Pero lo cierto es que él “siempre llegaba tarde” a clase, un detalle que, aunque pueda parecer menor, generaba cierta percepción negativa entre sus compañeros y profesores. La puntualidad, en un entorno tan exigente y formal como el colegio, era vista como una señal de respeto y disciplina, y la tendencia del hijo de los reyes eméritos a llegar con retraso le valió algunas críticas.

La responsable de llevarlo al colegio era la reina Sofía, quien siempre se encargaba de acompañar a su hijo en sus desplazamientos matutinos. Sin embargo, una vista en retrospectiva de esta situación hace que Ruiz de la Prada se plantee que, seguramente, asistía tarde por seguridad. Y es que esperaban a que la entrada y los pasillos estuvieran despejados para que el ahora rey pudiera ingresar.
La fama de Felipe VI en el colegio Santa María de los Rosales no fue solo por sus logros académicos, sino también por esos detalles cotidianos que, en su momento, marcaron su experiencia escolar. La historia de su puntualidad y las anécdotas compartidas por sus compañeros muestran a un joven que, más allá de su título, trató de experimentar las mismas inquietudes y desafíos que cualquier otro estudiante, con la diferencia de que su camino estuvo siempre bajo la mirada pública.