La estancia de los reyes Felipe VI y Letizia en Mallorca fue breve. Especialmente para la reina. Felipe llegó el fin de semana del 26 de julio. Lo hizo para participar en la Copa del Rey de Vela. Letizia, en cambio, no apareció hasta el jueves 31.
Ese día se dejó ver por primera vez en público. Lo hizo junto a Leonor y Sofía. Acudieron a los cines Rívoli para ver un documental en el marco del Atlàntida Film Fest. No estaba en la agenda oficial. Fue una aparición más familiar que institucional.
El domingo 3, Letizia clausuró el festival. El lunes 4 llegó la primera aparición oficial en conjunto. Fue en la recepción habitual de Marivent. Allí estuvieron también Leonor, Sofía y la reina emérita Sofía.
Solo dos actos oficiales en común
El martes, la familia real visitó una exposición de Joan Miró en Sa Llonja. Esa fue la segunda y última aparición oficial de todos juntos en la isla. Solo dos actos en común durante toda su estancia.
Tras cumplir con sus compromisos, comenzaron sus vacaciones privadas. Sin agenda, sin prensa y con destino secreto. Oficialmente, no se informa por motivos de seguridad. Pero siempre se acaba sabiendo.
Felipe VI y Letizia ya están en Grecia
El jueves 7 de agosto, a las 21:30, un Falcon del Estado aterrizó en un aeropuerto de Grecia. El vuelo había sido solicitado por la Casa Real. Según desvela Mujer Hoy, a bordo viajaban Felipe y Letizia. El destino era el mismo que el año pasado. Entonces compartieron días de descanso con la familia real holandesa, con la que mantienen gran amistad.
Pero esta vez no pasarán todo el tiempo juntos. En privado, su relación es distante. Lo cuentan periodistas como Pilar Eyre o Jaime Peñafiel: son “un equipo de trabajo” en público, pero hacen vidas separadas en privado. Y en Grecia será igual.
Uno de ellos se alojará en la villa de Guillermo y Máxima de Holanda, en el Peloponeso. Una finca de 4.000 m², con tres casas independientes, acceso directo al mar Egeo y valorada en 4,5 millones de euros. Privacidad máxima. Del otro, no se conoce el paradero.
Mientras tanto, Leonor y Sofía repartirán su tiempo. Unos días con el padre, otros con la madre, y otros por su cuenta con amigos. Unas vacaciones partidas, reflejo de una vida privada muy diferente a la imagen unida que muestran en los actos oficiales.