Este verano, el rey Felipe VI ha dado un giro inesperado a sus planes. El motivo no es político ni institucional. Es personal. Su madre, la reina Sofía, atraviesa uno de los momentos más delicados de su vida. Y eso ha cambiado todo.

A diferencia de otros años, la reina emérita no quería viajar a Mallorca. Marivent, su refugio habitual en julio, ya no representa un descanso. Sofía se siente agotada emocionalmente, distante de sus hijos y cada vez más sola.

La reina Sofía atraviesa sus momentos más bajos

Pero hay algo que la ha roto por completo: el estado de salud de su hermana, Irene de Grecia. Sofía no se separa de ella desde hace décadas. Han compartido veranos, silencios y lealtad. Ahora, el Alzheimer ha dejado a Irene casi irreconocible. Y la posibilidad de perderla pronto ha hecho que Sofía se repliegue.

Reina Sofia
Reina Sofia

A todo esto se suma el enfriamiento con sus nietos. Leonor y Sofía apenas la ven. El resto de los nietos, salvo contadas excepciones, no tienen relación cercana con ella. Se acercan solo en épocas de vacaciones o actos públicos. Nada más.

Por no hablar del distanciamiento de sus hijos, Felipe, Elena y Cristina. La tención entre ellos no ha hecho más que agrandarse. Las discrepancias familiares son evidentes. Y a sus 86 años, Sofía ya no tiene fuerzas para forzar reconciliaciones imposibles.

En este contexto, el rey ha tomado una decisión difícil: cancelar parte de sus vacaciones privadas y permanecer junto a su madre el mayor tiempo posible. No es un gesto simbólico. Es un acto de responsabilidad emocional.

Felipe, Letizia y Sofia efe
Felipe, Letizia y Sofia efe

Felipe VI convence a Sofía para viajar a Marivent

Las intenciones iniciales pasaban por ir sobre el 29 de julio, permanecer allí unos pocos días e irse con Leonor, Sofía y Letizia de vacaciones, para no volver a Mallorca. Sin embargo, Felipe ha asegurado a su madre que regresará a Marivent tras ese viaje breve. Será el único miembro de la familia real que permanezca con ella. Letizia, Leonor y Sofía seguirán su ruta aparte.

En años anteriores, Sofía solía llegar a Mallorca a mediados de julio. Este año, lo ha retrasado. No tiene ganas, no encuentra sentido. Pero la insistencia de su hijo ha surtido efecto. También ha influido que las infantas Elena y Cristina le hayan prometido visitarla allí.