Después de un año muy intenso de trabajo, modo ironía on, el rey Felipe empieza sus vacaciones donde siempre, en Palma. El monarca ya ha aterrizado en Mallorca, donde ya estaban desde hacía unos días su madre Sofía y su tía Irene, predispuesto a tener unos días de relax con su familia, su mujer Letizia y sus hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía. Harán lo de siempre, el tradicional paseo de tarde por las calles llenas de tiendas para ir saludando al personal, la reina yendo al Atlàntida Film Fest y el rey yendo al Club Náutico de Palma, y coincidiendo el día que hacen la recepción oficial a las personalidades baleares en el palacio de Marivent, donde los palmeros van desfilando para participar de un besamanos vasallesco. Antes, sin embargo, de esta cita, el Borbón ya ha empezado, como decíamos, sus días de descanso, y lo ha hecho casi sin pasar por casa y yendo a su lugar preferido en la Tierra.

El monarca ya ha pisado el Club Náutico de Palma cuando lleva poquísimas horas en la isla. Y es que no ve la hora que empiece la competición de la Copa del Rey de vela donde él participa a bordo del Aifos, y sabiendo que probablemente su hija Leonor (que ahora le ha cogido el gusto a eso de navegar después de todo un año de formación naval en la academia de Marín, y vivir medio año a bordo del buque-escuela Juan Sebastián Elcano). Solo aterrizar, ha participado del protocolo de mediciones y entrenamiento previo, como apunta Vanitatis, antes de que empiece la regata y antes de que este lunes 28 de julio empiece de manera oficial la 43ª edición de la Copa del Rey Mapfre en la cual participan 135 embarcaciones, la del monarca incluida.

La competición durará hasta el 2 de agosto, cuando se entreguen los premios en el palacio de la Almudaina. Como dice el mencionado medio, "para el rey Felipe, participar en la regata le da la vida. Para al monarca, navegar es una manera de relajarse". Bueno, participar en la regata y todo lo que vendría a ser la post-regata. Cada año hace lo mismo, cada año se regala el mismo ritual, sin rehuir los saludos a los vecinos que vienen a saludarlo. Un Felipe feliz y tranquilo que se pasa muchas horas en el Club Náutico, esté a punto de salir a navegar o vuelva. Y es que cuando vuelve del Aifos, mantiene una rutina que es idéntica año tras año, y este año no será una excepción. Vaya, que se pasa el verano diciendo "lo de siempre". Por la mañana aparece siempre hacia las diez, y se va directo a tomar un café y un pincho de tortilla en la zona VIP con compañeros de tripulación y otros regatistas. Por la tarde, va más fuerte: "se toma una cerveza (o dos) y otras veces, un gin-tonic en vaso grande de cristal y con mucho hielo".

No queda aquí la cosa, porque una vez le han servido la bebida,"la botella de ginebra se queda en la mesa y se comparte. Nada diferente a lo que hacen el resto de participantes cuando finaliza la etapa del día, que cambian impresiones y disfrutan del colegueo que forma parte de las regatas"... Como vaya a botella de ginebra por día, a ver si el Aifos empezará a hacer eses cuando empiece la competición...