El inexorable paso del tiempo no perdona ni siquiera a las royals más prominentes a nivel internacional, como es el caso de Estefanía de Mónaco, la hermana menor de Alberto de Mónaco, quien ha impactado a todos con su transformación, aunque lamentablemente no de manera positiva. A sus 58 años, su apariencia ha experimentado un cambio drástico en comparación con el pasado. Resulta difícil reconocerla, no se parece a la persona que solía ser. Ha envejecido de golpe.

Estefanía de Mónaco
Estefanía de Mónaco

Para nadie es un secreto que, en décadas pasadas, la princesa Estefanía era considerada una de las royals más deslumbrantes de su generación, admirada por sus estilismos innovadores que marcaban tendencia y eran imitados por un sinfín de seguidores en todo el mundo. Sin embargo, en los últimos años, su imagen ha sufrido una transformación notable, distanciándose considerablemente de su imagen icónica.

De ícono de estilo a naturalidad extrema: el nuevo enfoque de Estefanía de Mónaco

Los días en que la hermana de Carolina de Mónaco dominaba las portadas gracias a su estilo impecable y rasgos andróginos, realzados con un maquillaje excepcional, quedaron en el pasado. Estefanía de Mónaco ha optado por dejar de ocultar sus arrugas, ojeras y bolsas debajo de los ojos con productos cosméticos. De hecho, en lugar de someterse a retoques estéticos, ha elegido abrazar el proceso de envejecimiento "con dignidad", optando por una naturalidad extrema que contrasta fuertemente con el glamour que la llevó a ser el centro de atención en el Club Náutico de Mónaco, donde solían congregarse las figuras más destacadas de la década de los años 80-90.

Comparaciones desfavorables: contraste con otras royals de su generación

A pesar de que la hija menor del príncipe Rainiero y Grace Kelly ha preferido mantenerse alejada de la atención pública en los últimos años para enfocarse en respaldar diversas causas benéficas, su transformación facial no ha pasado inadvertida. Su imagen envejecida ha sido objeto de comparaciones desfavorables con otras representantes royals de su generación, como Máxima de Holanda, Rania de Jordania e incluso su hermana mayor, Carolina de Mónaco. Aunque durante mucho tiempo fue considerada como un referente de estilo, en la actualidad poco o nada queda de aquella "it girl".

En un evento, vistiendo un abrigo de tweed, un jersey gris y una bufanda, Estefanía sorprendió a todos al mostrar su cara completamente al natural, evidenciando los signos del paso del tiempo. Además, su melena corta, con un flequillo apenas perceptible, no contribuye a realzar su imagen, sino que más bien parece apagarla. A pesar de ello, la princesa ha expresado que no tiene intención de ocultar los signos del tiempo en su rostro, considerándolos como testigos de una vida plenamente vivida: "No me importan las arrugas si son evidencia de una vida en la que hemos disfrutado".

A pesar de estas declaraciones, la apariencia de Estefanía de Mónaco ha generado un gran impacto entre los seguidores de la escena royal internacional, ya que difiere notablemente de cómo lucía hace tres años, específicamente en febrero de 2020, durante su presencia en la Semana de la Moda de París. En aquel entonces, exhibía un cabello perfectamente teñido de tono oscuro, radiante y bien cuidado, y su rostro apenas mostraba signos de arrugas o bolsas bajo los ojos. El cambio es impactante: envejeció más de una década en tan solo tres años.