Este lunes es un día marcado en la agenda de los reyes de España Felipe VI y Letizia. El motivo: una visita oficial a Cataluña. Los monarcas participan por la mañana en un acto en la Abadía de Montserrat, y por la tarde en Badia del Vallès, con motivo del 50 aniversario del polígono de viviendas. Un día cargado de actividades en plena ola de calor, que ha puesto sobre la mesa un problema que sufre desde siempre la reina Letizia y que tiene agotados a los miembros de la escolta que acompaña al séquito real.  

Letizia tiene un temor constante a los efectos del sudor. Le preocupan los olores corporales, las manchas en la ropa y la posibilidad de proyectar una imagen descuidada en las fotografías oficiales. Por este motivo, se ha convertido en una práctica habitual que la reina lleve siempre varios conjuntos de recambio, incluso cuando no hay paradas programadas.

Letizia
Letizia

La reina Letizia no quiere que una gota de sudor le estropee la foto

A menudo, la consorte se cambia dentro del propio vehículo oficial, obligando a la escolta a reorganizar los movimientos y garantizar intimidad de manera improvisada. Y es que esta obsesión, aunque parece un problema menor, afecta a la logística y dinámica de los actos oficiales en entornos calurosos.

Este hábito de la esposa del rey Felipe VI ha generado un creciente malestar entre el equipo encargado de su seguridad. No solo complica su labor en términos de tiempo y planificación, sino que añade tareas que no forman parte de su función.

Letizia
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Una obsesión que tiene locos a los escoltas

Además, la obsesión por el sudor ha llevado a Letizia a exigir condiciones específicas de temperatura en los trayectos y espacios donde se encuentra. Se priorizan vehículos altamente climatizados, y en ocasiones se realizan cambios de última hora en el programa por este motivo. Todo esto termina generando incomodidad en el personal y altera el ritmo de trabajo habitual.

La escolta de Casa Real, formada por profesionales altamente cualificados, está entrenada para enfrentar situaciones complejas en términos de seguridad. Sin embargo, lidiar constantemente con problemas derivados de inseguridades personales de la reina, como es este caso, empieza a ser percibido como una falta de respeto a su labor. Se escapa a sus funciones y va más allá de sus obligaciones.