La situación médica de Ernesto de Hannover, príncipe alemán y jefe de la Casa de Hannover, se ha deteriorado de forma notable en las últimas semanas. A sus 71 años, ha sido hospitalizado en varias ocasiones en un breve periodo de tiempo. La última, la semana pasada. Concretamente, en la Clínica Ruber Internacional de Madrid. Esta nueva etapa de complicaciones ha encendido las alarmas entre los círculos cercanos, que hablan ya de un deterioro físico evidente y una enfermedad degenerativa de carácter irreversible.
Aunque no se ha hecho público ningún diagnóstico oficial, diversas fuentes apuntan a que el estado de salud del príncipe es grave y que podría estar atravesando el tramo final de su vida. Su historial médico, sumado a una vida marcada por los excesos y las controversias, ha derivado en un declive constante y cada vez más difícil de contener.

La familia de Ernesto de Hannover pasa de él
Sin embargo, lo que más ha llamado la atención no es solo su situación médica, que dado su pasado, es normal, sino el aislamiento familiar que lo rodea. Carolina de Mónaco, su esposa legal, aunque separados desde hace más de una década, ha optado por el silencio absoluto. A pesar de no haber formalizado un divorcio, su relación está rota desde hace años, y todo indica que no existe intención de retomar el contacto, ni siquiera en este delicado contexto.
La hija en común, Alexandra de Hannover, también se mantiene al margen. Aunque públicamente ha preferido no pronunciarse, fuentes cercanas aseguran que la joven mantiene una distancia emocional significativa con su padre, marcada por experiencias familiares difíciles vividas durante su infancia. Los largos periodos de ausencia paterna, así como algunos episodios de tensión, dejaron huella en la relación.

La reina Sofía tampoco muestra afecto por Ernesto a pesar de que se está muriendo
En el entorno más amplio de la aristocracia europea, la reacción ha sido igualmente fría. Uno de los ejemplos más notorios es el de la reina emérita Sofía de España, tía política de Ernesto, quien ha optado por no visitar ni contactar con el príncipe. A pesar del parentesco, la reina Sofía ha mantenido durante años una postura crítica respecto al estilo de vida de Ernesto de Hannover.

La distancia entre ambos no es reciente. Sofía, conocida por su defensa de la discreción y los valores tradicionales de la monarquía, nunca compartió la manera en que Ernesto se comportaba públicamente. Los escándalos, el abuso de alcohol y las actitudes polémicas del príncipe fueron, durante años, motivo de preocupación y de incomodidad dentro de las casas reales europeas, especialmente para la española.