Un equipo médico vinculado a la Casa Real ha trasladado al rey Felipe VI una advertencia relacionada con la salud y el bienestar de su madre, la reina emérita Sofía. Según los especialistas, la situación estaría vinculada a un cuadro de dependencia emocional que, de no gestionarse adecuadamente, podría influir de forma negativa en su calidad de vida.
La reina Sofía, de 86 años, ha mantenido a lo largo de su trayectoria un papel activo en la agenda institucional y en el ámbito familiar, acompañando y apoyando numerosas causas sociales y culturales. Sin embargo, en los últimos años su rutina se ha visto marcada por la estrecha relación con su hermana, la princesa Irene de Grecia, con quien convive de manera habitual y comparte gran parte de su tiempo.
Los especialistas consultados por el entorno de Zarzuela señalan que este tipo de vínculos, si bien en muchos casos son beneficiosos, pueden derivar en lo que se conoce como dependencia emocional. Este fenómeno se produce cuando la presencia constante de una persona cercana se convierte en un elemento indispensable para el bienestar, limitando la autonomía y reduciendo las oportunidades de interacción con otros entornos.

En el caso de la reina Sofía y la princesa Irene, la convivencia diaria y la interdependencia han sido interpretadas como un apoyo mutuo que ha favorecido la estabilidad emocional de ambas. Sin embargo, los expertos advierten que este patrón, mantenido durante largos periodos, podría generar un desgaste progresivo y una reducción de la energía vital.
Preocupación en el entorno familiar
El mensaje dirigido a Felipe VI busca poner el foco en la importancia de fomentar un equilibrio entre la cercanía familiar y la independencia personal. Las recomendaciones incluyen la diversificación de actividades, la ampliación de los círculos sociales y la introducción de rutinas que aporten nuevos estímulos y retos.
La preocupación no se limita únicamente al aspecto emocional. Un estado anímico bajo o la falta de actividad variada pueden repercutir también en la salud física, afectando a la movilidad, la vitalidad y la motivación general. El mantenimiento de un estilo de vida activo y socialmente enriquecedor se considera clave para prevenir este tipo de consecuencias.
Entre las medidas que podrían implementarse destacan la participación en proyectos culturales o sociales de manera independiente, el fortalecimiento de relaciones fuera del núcleo más cercano y la incorporación de actividades que favorezcan la autonomía. Asimismo, se aconseja un seguimiento médico periódico para identificar posibles señales de estrés, cansancio emocional o disminución de la motivación.
A pesar de estas advertencias, la reina Sofía continúa participando en actos públicos y manteniendo cierto grado de actividad institucional, lo que representa un factor positivo para su equilibrio personal. No obstante, la recomendación médica subraya la necesidad de prevenir a tiempo cualquier situación que pueda afectar a su bienestar emocional y físico a largo plazo.