Iñaki Urdangarin, exduque de Palma y exmarido de la infanta Cristina, figura nuevamente en el centro de la atención pública, esta vez por su actual actividad empresarial. Según diversas informaciones, la compañía que ha constituido recientemente tendría como objeto servicios de asesoramiento y coaching, pero su funcionamiento real genera interrogantes.

La empresa, registrada a nombre de Urdangarin, no contaría en la actualidad con una cartera de clientes significativa ni con marcas de relevancia que respalden sus servicios. La ausencia de contratos visibles alimenta la percepción de que el negocio podría tener como principal finalidad justificar ingresos que permitan mantener un nivel de vida elevado. Este contexto se agrava por la reticencia de muchas firmas a asociar su imagen con la de Urdangarin, debido al impacto mediático y judicial de su pasado.

En el plano personal, se señala que tanto la infanta Cristina como el rey emérito Juan Carlos I habrían contribuido de forma indirecta a sostener económicamente al exduque. Sin embargo, el hecho de que Urdangarin aparezca sin una actividad profesional clara habría llevado a la necesidad de formalizar una estructura empresarial que, al menos de forma aparente, le sitúe como trabajador activo y generador de ingresos.

Un negocio bajo observación y un pasado mediático

El lanzamiento de la empresa se ha presentado públicamente como una iniciativa vinculada a la experiencia profesional y personal de Urdangarin, con el objetivo de ofrecer formación y asesoramiento a particulares y organizaciones. Sin embargo, el escaso movimiento comercial registrado hasta el momento y la falta de clientes identificables han reforzado la idea de que su principal utilidad es proyectar una imagen de actividad laboral.

Iñaki Urdangarin / Instagram
Iñaki Urdangarin / Instagram

El pasado judicial de Urdangarin, marcado por su implicación en el caso Nóos, continúa siendo un factor determinante en la forma en que es percibido. A pesar de haber cumplido condena y haber recuperado la libertad, su reputación sigue condicionando sus posibilidades de acceder a colaboraciones o contratos con empresas de primer nivel. Esto explicaría, en parte, las dificultades para encontrar marcas que respalden sus servicios.

En el entorno del exduque se insiste en que la compañía está en una fase inicial y que los primeros meses son de consolidación y búsqueda de clientes. Sin embargo, el contexto mediático en el que se desarrolla este proyecto hace que cada paso sea observado con atención.

La evolución de esta iniciativa empresarial determinará si Urdangarin logra establecer una fuente de ingresos real y sostenida o si, por el contrario, las sospechas sobre su verdadera función se consolidan. En cualquier caso, el caso refleja cómo el pasado y la percepción pública pueden influir de forma decisiva en la viabilidad de una actividad profesional.