La familia real y el resto de los Borbones no podrán hacer este domingo una de las cosas que más les gusta hacer, el paripé delante de la Catedral de Palma en el Domingo de Resurrección. Pobrecitos. El coronavirus los ha dejado en casa. Pero que no se engañen. Si este año hubiera habido show real en Mallorca, hubiera sido más desangelado que una reunión de vecinos en el portal de casa.
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Porque la familia de Felipe se desmenuza y va perdiendo sábanas a cada colada. Impensable que hubieran hecho, por ejemplo, como los suecos, donde los reyes y todos los hijos y nietos hicieron una videollamada emocionante. En Zarzuela no se puede ver nadie con nadie. En condiciones normales, hoy en Palma no hubiera ido ni el apuntador. Felipe, Letizia, las niñas y para de contar. Por eso, en un día como este, tirar de hemeroteca y ver imágenes de las primeras citas de Letizia, acaba de hundir a los Borbones. Quién os ha visto y quién os ve.
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Leti sonriente tímida, Juan Carlos jugando con un inocente Froilán sin que nadie le quite la mano... Qué tiempos. Un año después, un retrato que ahora avergüenza a los más monárquicos:
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Una imagen demoledora. No queda nada de aquella imagen. Por muy verde esperanza que luciera Letizia, los Borbones ahora son una caricatura de aquello. Esta era la ahora estirada reina, que parece por encima del bien y del mal, después de debutar en los Domingos de Resurrección. Qué tiempos aquellos, donde una joven Leti, el año 2004 y 2005, era la niña de los ojos de sus suegros y cuñadas, sonriendo en todo momento. Ahora, todo aquello se lo ha llevado el viento. De los Marichalar, ni rastro. El Duque Empalmado no pisará Palma en una larga temporada. Y cuando lo haga, no lo hará con los reyes al lado. Y Juancar... Ya ha agotado todos los pecados que podía cometer. Al campechano no lo redime ni una decena de velas encendidas en la Catedral.
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Año 2015. Letizia ya es reina. Juan Carlos, missing después de abdicar un año antes. Y Sofía haciendo carantoñas a su nieta cuando su nuera todavía le dejaba hacerlo. Pero la mirada de la asturiana ya es muy significativa. Tres años después, la vergüenza nacional. Y ahora, 2020, nada de nada por causa mayor. La cuestión será ver qué pasa en el 2021 ya, esperamos, sin rastro del coronavirus. Veremos si el virus de la corona, sin embargo, perdura.