La princesa Leonor vive un curso especialmente complicado en la Academia General del Aire de San Javier, en Murcia. Es su tercer año de formación militar y, según quienes la conocen, también uno de los más exigentes física y mentalmente. A las clases teóricas y las prácticas en simulador se suman los entrenamientos diarios, donde la resistencia y el equilibrio alimenticio son esenciales. Pero, según algunos compañeros, la princesa estaría teniendo problemas con la comida.
Desde el inicio del curso, varios cadetes han notado que Leonor come poco o mal, alternando días en los que apenas prueba bocado con otros en los que recurre a la comida rápida del comedor. A veces no desayuna o solo toma café. Luego, por la tarde, se escapa al área de descanso y pide algo dulce. En un entorno tan controlado como el militar, estos hábitos llaman la atención.

La princesa Leonor se descontrola con la comida
La reina Letizia, conocida por su obsesión con la alimentación saludable, habría intentado intervenir en más de una ocasión. Según fuentes próximas a Zarzuela, Letizia ha pedido informes sobre la evolución física de su hija y ha mantenido contacto constante con el equipo médico vinculado a la Casa Real. Letizia lo controla todo, especialmente la dieta. Sabe que su hija está sometida a mucha presión y teme que use la comida como vía de escape.
Durante sus años en Gales, Leonor ya había mostrado una relación irregular con la comida. Lejos de la vigilancia de su madre, descubrió los dulces, las pizzas y las hamburguesas, una tentación constante entre los jóvenes de su edad. Aquellos hábitos, aunque inofensivos al principio, se transformaron en una adicción leve que preocupó a su familia. De hecho, antes de ingresar en la Academia de Zaragoza, la reina la llevó a consultar con nutricionistas especializados en trastornos de la conducta alimentaria.
Demasiada comida rápida
En San Javier, el problema parece haberse reactivado. Compañeros cercanos aseguran que Leonor a veces no tiene energía para completar los entrenamientos. Algunos incluso mencionan que ha sido eximida de ciertas pruebas físicas por no encontrarse en condiciones óptimas. No da los mínimos.
La combinación de estrés, presión mediática y disciplina militar podría estar afectando su relación con la comida. No se trata solo de peso, sino de estado emocional. La princesa habría tenido episodios de ansiedad que la llevan a perder el apetito durante días, seguidos de momentos de descontrol alimenticio. Los especialistas advierten que estos comportamientos, si se prolongan, pueden derivar en trastornos alimentarios serios.

En la Casa Real existe preocupación. Saben que Leonor está bajo una lupa constante y que cada gesto se interpreta. Su entorno más cercano insiste en que “es una etapa pasajera” y que la princesa “saldrá adelante, como siempre lo ha hecho”.
Por ahora, los médicos de San Javier y los asesores de Zarzuela siguen de cerca su evolución. Nadie quiere que su salud se resienta, especialmente en el año que marcará el fin de su etapa militar y el inicio de su vida universitaria. Pero sus compañeros lo resumen mejor que nadie: “Leonor tiene que aprender a cuidarse… no solo como futura reina, sino como persona”.