Desde su llegada a la monarquía, Letizia nunca lo tuvo fácil. Fue vista como una intrusa, una periodista convertida en reina que rompía con las tradiciones más rígidas de la familia Borbón. Sus suegros, los reyes eméritos Juan Carlos I y Sofía, nunca la aceptaron del todo. Esa falta de apoyo interno, sumada al escrutinio constante de la prensa, creó un entorno tóxico y hostil. A lo largo de los años, Letizia logró imponerse, ganarse el respeto institucional y consolidarse como una reina moderna y trabajadora, pero el precio fue alto.
El golpe más duro llegó tras las acusaciones de Jaime del Burgo, quien aseguró haber mantenido una relación sentimental con ella. Las declaraciones, que acapararon titulares en toda Europa, la dejaron devastada. Personas cercanas a la Casa Real aseguran que la reina dejó de comer y dormir con normalidad, que vivía en un estado de nerviosismo constante y que su carácter se volvió más tenso y reservado.

El estrés y la ansiedad se apoderan de la reina Letizia
En plena tormenta, los médicos de confianza del equipo de Zarzuela intervinieron. Letizia fue puesta en manos de especialistas en psiquiatría y psicología clínica para controlar los efectos del estrés y la ansiedad, diagnosticados oficialmente por la revista Lux. “Letizia sufre de estrés y ansiedad, vive una de las peores fases de su vida a nivel emocional”, señalaba el medio portugués. Y en este sentido, la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) recuerda que cuando la ansiedad interfiere en la vida diaria se convierte en una enfermedad psiquiátrica.
Durante este tiempo, la reina ha seguido un tratamiento personalizado, con terapia y supervisión médica constante. Su equipo médico, según fuentes próximas, está formado por profesionales que ya colaboran habitualmente con Casa Real y que conocen a fondo el estilo de vida y las exigencias del cargo. El objetivo es mantener su equilibrio emocional y ayudarla a sobrellevar la exposición pública sin que eso afecte su salud.
Tratamiento para controlar los nervios
El estrés institucional no es nuevo para Letizia. Desde el Caso Nóos, su relación con Felipe VI ha pasado por momentos difíciles. Las tensiones, unidas al peso del protocolo y las obligaciones oficiales, habrían intensificado su crisis emocional. Aun así, la reina ha seguido cumpliendo con su agenda oficial, mostrando una imagen de serenidad que contrasta con lo que ocurre puertas adentro.

Hoy, Letizia continúa en tratamiento. Sus sesiones se centran en reforzar su autoestima y manejar la ansiedad antes de cada acto público. Aunque no se ha hecho ningún comunicado oficial, el entorno de Zarzuela mantiene la máxima discreción. La reina, dicen, quiere recuperarse en silencio, lejos del ruido mediático, apoyada por un equipo médico que la acompaña día a día para devolverle la tranquilidad emocional que tanto necesita.