La reina Letizia parece estar en el ojo del huracán una vez más, y no precisamente por sus compromisos oficiales. Nuevas revelaciones señalan que la Casa Real estaría al tanto de los viajes que Letizia realizaba a Suiza en coches alquilados a nombre de terceras personas, una maniobra que ha despertado sospechas y avivado los rumores sobre su controvertida relación con el abogado Jaime del Burgo. El ex marido de Telma Ortiz ha resurgido como un vendaval inesperado en su vida, trayendo consigo un mar de especulaciones y secretos que amenazan con ensombrecer la reputación de la ex periodista de TVE.
El nombre de Jaime del Burgo ha vuelto a salir a la luz pública gracias al libro “Letizia y yo” del conocido periodista Jaime Peñafiel. Según el reconocido cronista, el abogado habría mantenido encuentros de carácter íntimo con Letizia en diversas ciudades de Europa, aprovechando la ausencia de Felipe VI en sus compromisos institucionales. Los detalles de estos encuentros, hasta ahora mantenidos en la sombra, parecen ser parte de un complot más grande para preservar una relación que habría comenzado mucho antes de su matrimonio con el entonces príncipe de Asturias.
Un plan magistral: alquiler de coches y habitaciones bajo nombres falsos
Según la cronista Pilar Eyre, quien ha seguido de cerca la vida de la reina, Letizia y Jaime Del Burgo diseñaron un elaborado esquema para llevar a cabo sus encuentros lejos de la mirada pública. Las reuniones clandestinas no solo se limitaban a Zarzuela; también se realizaban en Madrid, Barcelona, Londres y Suiza. En Barcelona, por ejemplo, Del Burgo se alojaba en el lujoso Hotel Arts, donde reservaba una suite bajo el nombre de Telma Ortiz, hermana de Letizia, mientras ella ingresaba al hotel a través del aparcamiento, utilizando ascensores de servicio para no ser vista. Esta farsa, según Eyre, fue ideada por Del Burgo con la complicidad de Telma, quien simulaba una relación con el abogado para justificar las constantes visitas de Letizia a la ciudad condal.
Paloma Rocasolano: la aliada perfecta para mantener el romance secreto
Pero esto no fue todo. Entre sus estrategias, destaca el uso de coches alquilados a nombre de Paloma Rocasolano, madre de la reina, para que Letizia pudiera moverse con total discreción durante sus visitas a Suiza. Esta ingeniosa táctica permitía que los registros de alquiler no reflejaran su nombre, protegiéndola de posibles investigaciones o filtraciones a la prensa.
La participación de Paloma Rocasolano en estos planes resulta crucial para entender cómo Letizia pudo burlar los estrictos controles de seguridad y los protocolos que rodean a la Familia Real. Rocasolano, consciente de las dificultades de su hija para moverse libremente, no dudó en poner su nombre en los registros de alquiler de coches y en otros documentos necesarios para facilitar los viajes clandestinos de la reina. Sin embargo, con las recientes filtraciones, parece que la fachada cuidadosamente construida comienza a resquebrajarse, dejando al descubierto un esquema que podría poner en jaque no solo la imagen de Letizia, sino también la de la Corona.