La Familia Real tiene una rama catalana, los cuatro hijos de Cristina e Iñaki Urdangarin. Hasta ahora son los que tienen mejor prensa, dejando de lado la ultra protección que reciben Letizia, Leonor y Sofía. De la reina se ha tapado su escándalo mayor, los cuernos a Felipe con Jaime del Burgo, y de Leonor se ha intentado negar su fiesta nocturna hasta las 6 de la madrugada en una zona VIP a base de vodka. De los cuatro hijos de Cristina siempre se destaca la bondad y la vida monacal, en contraste con los delirios nocturnos de los Marichalar. Pero ahora empieza a rascarse y aparece la cara oculta de los primos catalanes. De entre todos destaca al líder: Pablo Urdangarin.
Pablo Urdangarin ha cogido las riendas de la familia a pesar de no ser el hijo mayor. Con 23 años es el segundo pero Juan, el primogénito, arrastra problemas psicológicos desde el caso Noos, cuando sufrió bullying en la escuela por parte de sus compañeros. Juan, a quien la prensa protege negándose a publicar sus fotos fumando tabaco o marihuana, se ha marchado a vivir a Londres enchufado por Alejandro Agag, yerno de Aznar, y mantiene un perfil anónimo, introvertido y ausente. Rechazó la invitación a la celebración de los 18 años de su prima y futura reina. Es como su tía Elena: no tiene "aptitudes psicológicas" para liderar. Pablo ha dado el paso. Es el único que trabaja por méritos propios, en el Granollers de Handbol, y vive solo en un lujoso piso de Pedralbes. Instalado en Catalunya, es el único que habla con la prensa, trabaja, estudia y tiene pareja. Es la esperanza blanca de la Familia pero acumula dos gestos de rebelión, contra su padre y contra su tío, el rey.
Contra Felipe, negándose a comparecer lena fecha más importante del año a la cual fue convocado: 31 de octubre, mayoría de edad de la princesa. Pablo tuvo la osadía de hacer pública la excusa: porque prefería visitar a su novia Johanna que está haciendo el Erasmus en Alemania. Una humillación a Leonor que lo ha hundido a ojos de la Corona. Ahora Pablo añade otro gesto contra el padre y lidera una rebelión contra Ainhoa Armentia, la madrastra de los cuatro hijos de Iñaki. El exmarido de Cristina ha mostrado voluntad de volver a casarse pero Pablo se niega a dar el paso de conocer a Ainhoa. Después de 2 años de la célebre portada con los amantes en Bidart, ninguno de los hijos quiere saber nada de la novia de su padre. Iñaki viajó con Ainhoa en Catalunya a fin de que el líder, Pablo, le diera el visto bueno y ni eso. Ni la vio. Vetada.
Según Vanitatis Vanitatis "Iñaki Urdangarin tiene ganas de que sus hijos y su pareja se conozcan y entablen una relación. Ha hecho varios intentos de acercamiento, pensando que si forzaba un poco una reunión podría salir un buen resultado. Este otoño ha viajado a Cataluña con Ainhoa y ha estado en varios puntos cercanos a Barcelona, donde vive Pablo. Visitaron Viladrau, el pueblo en el que pasaba los veranos de joven y donde se escondía con la infanta los primeros meses de noviazgo. Pues ese gesto que Iñaki pensó que por cercanía geográfica serviría para poder presentar al menos a Ainhoa y a Pablo no sirvió más que para alejarlos. Porque los hijos de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin no están en ese capítulo todavía. No estarían cómodos relacionándose con la persona que, en parte, causó tanto daño a su madre”. Pablo con el pulgar abajo. Es el títere de Cristina: gesto contra Leonor y contra Iñaki. Perdona que su madre herede 900 millones de euros robados de Juan Carlos, un robo que a Iñaki le costó 3 años en prisión, pero no perdona que Iñaki se enamore. La sangre Borbón es más espesa que la Urdangarin. Y 900 millones son muchos para repartir.